sábado, 27 de noviembre de 2010

La tortuga exploradora



Me regalaron una tortuga. La teníamos en una tortuguera redonda de esas que tienen una isla en el centro con una palmera de plástico. En casa pronto nos dimos cuenta de que las tortugas son terriblemente aburridas. Apenas se movía por la tortuguera. Nunca la vimos subirse a la isla. Siempre tenía esa expresión de las tortugas que parece que están tristes, como las muecas de los monigotes: :( Le echábamos la comida de bote, esa especie de minigambas secas, pero ni siquiera a la hora de comer ponía una pizca de entusiasmo. Lo que de verdad le gustaba eran las presas vivas. Mi hermano le cazaba moscas y se las echaba al agua. Era entonces cuando veíamos a la tortuga en acción: mientras la mosca pataleaba en el agua, la tortuga se acercaba nadando, se colocaba debajo de ella, esperaba unos segundos completamente inmóvil, y de repente abría su enorme boca y estirando el cuello, se la tragaba. Comida fresca, qué rica, eso sí que merecía la pena…


En invierno entraba en una especie de letargo, pues su inactividad era todavía más acusada. Eso nos hacía olvidarnos de ella. Y nos olvidábamos tanto que ni siquiera le cambiábamos el agua y mi madre tenía que decirnos que ya era hora de cambiarla, que la pecera apestaba.


Sin embargo, a pesar de su aparente poco interés por el mundo, de vez en cuando nuestra tortuga salía de exploración. Saltaba de su piscina, se tiraba al suelo por el precipicio del mueble del cuarto de estar y se iba a recorrer la casa. Nunca la veíamos saltar, nos acercábamos a la pecera y al verla vacía preguntábamos: ¿dónde está la tortuga? Había que buscarla por toda la casa, todos buscando muy preocupados, mi madre, mis hermanos, podíamos pisarla sin darnos cuenta, moriría de hambre, había miles de peligros para ella, pobrecita. Escudriñábamos todos los rincones del cuarto de estar, pero siempre la encontrábamos fuera de allí, sus excursiones eran largas. Parecía mentira que un bicho tan pequeño y que apenas se movía en la tortuguera pudiera llegar tan lejos. Una vez la encontramos junto a la puerta de casa. ¿Tan mal la tratábamos que quería marcharse? Me daba pena la tortuga. Estoy segura de que su apatía estaba producida por ese encierro en aquella piscina con palmera ridícula.


Tuve un profesor de geografía en el instituto muy serio, las comisuras de la boca se le estiraban hacia abajo, me recordaba a mi tortuga. Con aquella boca de tortuga mi profesor debería haberse apellidado Galápago, pero por misterios de la zoología se llamaba Vicuña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues Puri, permíteme que te diga que esa tortuga aburrida como tu la mencionas, estaba sumamente descuidada por ustedes según lo que cuentas, mal alimentada (las gambitas secas son solo un complemento), en malas condiciones higiénicas( no le cambiabais el agua con frecuencia), en pésimas condiciones generales (la fuente con la isla es poco mas que una prisión asfixiante pues no cumple ni de lejos con las necesidades de espacio y agua que requiere una tortuga), en peligro (se caía constantemente desde cierta altura lo que pudo haberle provocado roturas o fracturas de su caparazón o daños en los órganos internos), en fin que espero que la hayáis liberado dándola a alguien que si le gusten y lo otro que no se si sería mejor es que haya muerto porque para vivir así... Perdóname si el tono del mensaje no te parece adecuado pero me ha tocado mi sensibilidad y aprecio hacia esta especie animal. De corazón te pido (por favor) que no vuelvas a recibir ninguna como regalo o que la compres si no estas dispuesta a darle los cuidados que merecen y necesita. Hasta luego.

puri.menaya dijo...

Si escribí esto aquí fue para desnimar a cualquiera a tener a una tortuguita en casa, sobre todo a los niños. Las pobrecitas, como tu dices, no merecen estar en una pecera en la que no se pueden ni mover. Entran en las casas con mucha ilusión, pero eso dura poco, pues no son un perrito ni un gatito que reclamen tu atención. También tratábamos de hacerle la vida un poco más agradable cazándole bichos para comer...