lunes, 15 de marzo de 2010

Tiempo de relojes


Estoy en el rastro de antigüedades. Monedas, sellos, colecciones de cromos, quinqués… Mi vista se posa en una caja repleta de relojes antiguos, de bolsillo, en cada compartimento un reloj, en cada reloj, una hora distinta, el fondo blanco, los números cada uno a su estilo, son diferentes e individuales, pero todos ellos tienen el mismo significado: estos relojes me transportan al pasado de los hombres que consultaban su reloj tirando de una cadena desde el bolsillo de su chaqueta o del pantalón. Son relojes del pasado, pero están aquí, en el presente y si alguien los compra creará su futuro y si no los compran, su futuro será continuar expuestos en esa caja. Relojes, señores del tiempo, que lo hacen correr con sus manecillas. Ahora están quietos, parados en una hora incierta, pero el tiempo sigue pasando por ellos vertiginoso, girando en sus esferas y arrastrando nuestras vidas, escapándose de nuestras manos más rápidamente de lo que desearíamos.