lunes, 30 de abril de 2012

Encuentro en el colegio Antonio Beltrán


El pasado 17 de abril estuve en el colegio Antonio Beltrán de Zaragoza. Es un cole muy luminoso, desde la sala de audiovisuales donde nos reunimos entraba el sol a raudales y se veían los pinos de la plaza. Es un cole pequeño, pero grande en el el trabajo de sus profesores y sus alumnos. Sus chicos de 5º y 6º de primaria me acogieron con sus sonrisas y sus montones de preguntas. Participaron muchísimo, se nos pasó el rato volando. Habían leído mi libro "Dragón busca princesa" y se les veía muy interesados. Hablamos de cómo el dragón sale de un libro y se mete en otro y en otro... Hablamos de cómo se escribe un libro, de cuánto tiempo lleva escribirlo (esto es algo que preocupa a los chicos y siempre les parece muuucho tiempo), de qué hay que hacer para publicar un libro. Había una alumna de 6º muy interesada en escribir un cuento y desde aquí vuelvo a animarla a hacerlo. 

Uno de los niños me hizo una pregunta que nunca me habían hecho: "Esto es una pregunta muy personal", me dijo, "si quieres puedes no contestarla... ¿Te has inspirado en alguna experiencia que hayas tenido de un amor platónico para contar el amor que sale en el libro entre la princesa y David?" 
Pues sí, le contesté, en algún momento de mi vida yo también tuve un amor platónico, un amor ideal.... 

Con sus preguntas volvieron a traer a la vida al dragón Waldo, a la princesa, a la bruja Parla Parloti. Otro chico preguntó si habría una continuación de la historia. Y eso me hizo recuperar aquella idea de escribir una aventura en la que la protagonista fuera la charlatana bruja Parla Parloti.

También les propuse a los alumnos de 6º que podían tratar de escribir una historia en la que el protagonista fuera Waldo. Podéis hacerle vivir las aventuras de un cuento que os guste mucho (¿qué haría Waldo en Cenicienta, o en Peter Pan, o en la isla del tesoro?) o hacerle disfrutar de aquello que más os guste (¿un partido de futbol? ¿una tarde en la piscina? ¿o en la playa?). 

Con los chicos de 5º hicimos el yelmo de caballero que se hace David, otro de los protagonistas del libro, para disfrazarse.



Aquí tenemos a los chicos de 6º


Al terminar, los profesores me invitaron a un chocolate con pastas en la sala de profesores. Y allí conversamos sobre su trabajo para acercar a los niños los libros y la magia de la lectura.

Gracias a Josefina, la profesora de 5º, por invitarme a ir a su colegio; a Pepa, profesora de 6º, que me ha enviado estas fotos para tener un recuerdo de estos chicos tan majos; a Rosa, la jefe de estudios, y a todos los demás profesores. Pero sobre todo gracias a los chicos por leer y disfrutar de un libro que siempre me trae alegrías allá donde va.

lunes, 23 de abril de 2012

Día del libro



¡Leed, malditos, leed!

* * *

Hoy me he regalado El lector de Julio Verne de Almudena Grandes y para mi hijo Crónicas de la Torre - El valle de los lobos de Laura Gallego.

domingo, 8 de abril de 2012

Noches de verano

Foto de Pedro Rovira Tolosana. Pincha en la foto para ampliar...


Teníamos un roble en el jardín. En las noches de verano, llovían sobre él las estrellas.


* * * * *

Viendo fotos y recordando una noche de verano en la Ribera Sacra (Cañón del Sil), en julio del año pasado. 

martes, 3 de abril de 2012

La cuentista

Papá y mamá se querían mucho.
A mamá le gustaba rozar los labios de papá
con los ojos cerrados.
Y papá le hacía cosquillas en el cuello
a mamá, con sus dedos suaves.

De aquel amor tan grande y apasionado,
nació una niña sonrosada y tierna.
La llamaron Mara.
Mara les trajo a papá y mamá
la felicidad, con sus sonrisas y sus balbuceos.

Pero la niña lloraba todas las noches.
Sus padres no sabían qué hacer para consolarla.
En aquella casa nadie podía dormir...

Habría que contarle un cuento,
- dijo papá -, pero yo no recuerdo ninguno.

Y mamá dijo:
- Cuando yo era niña,
Mi mamá llamaba por las noches a la cuentista.
Ella me contaba cuentos y yo enseguida me dormía.

Mamá se asomó a la ventana.
Miró a las estrellas y llamó a la cuentista:

Querida cuentista,
baja de las estrellas.
Esta niña no puede dormir
sin un cuento contado por ti.

Inmediatamente,
una nube de polvos brillantes
entró por la ventana.
De ella salió una mujer con un vestido blanco,
muy brillante y un gran bolso de mano
de tela estampada con flores.

Se quitó los guantes blancos mientras decía:

- ¿Por qué lloras, mi niña?
¿Estás aburrida y triste?
Yo te contaré un cuento
y dormirás sin darte cuenta.

Cuando terminó el cuento,
la niña dormía con una sonrisa.

Entonces la cuentista les dijo a los padres:

- Ultimamente tengo mucho trabajo.
Hay muchos niños llorones todas las noches.
Sus padres no tienen tiempo de contarles cuentos.

Por eso, vendré a esta casa una noche de cada siete.
Le contaré un cuento a la niña,
pero vosotros deberéis oírlo y aprenderlo también.
Porque las seis noches siguientes
seréis vosotros quienes le contaréis el cuento.
La séptima noche volveré con un cuento nuevo.

Los padres aceptaron.
Ellos querían contar cuentos a su hija,
el problema era que los habían olvidado.

La cuentista vino a la casa cada siete días.
La niña le esperaba con los ojos abiertos
y la sonrisa bien puesta.
Los papás también cumplieron su promesa,
y contaron los cuentos de la cuentista
cuando ella no podía venir.

Pasó el tiempo,
muchos días y noches felices,
pero un séptimo día, la cuentista no llegó.

Papá y mamá contaron un cuento viejo a la niña.
Pero ella esperaba un cuento nuevo.
La niña lloraba y lloraba.
Los padres, desesperados,
llamaron de nuevo a la cuentista:

Querida cuentista,
baja de las estrellas.
Esta niña no puede dormir
sin un cuento contado por ti.

La cuentista llegó con mucha prisa.

Creía haberte contado ya muchos cuentos,
y que ya no necesitabas mis servicios
- dijo la cuentista sorprendida -.
Ahora les toca a papá y mamá contártelos.

Oh, ellos ya me los cuentan muy bien
- dijo Mara -.
Pero yo quiero un cuento nuevo,
necesito cuentos nuevos.

La cuentista se rascó la barbilla.
Parecía preocupada.

- Eso es un problema,
- dijo -.
Pero como todos los problemas
tiene solución.

Hay libros para leer
y tú ya los lees, lo sé,
pero eso no es suficiente.
Si eres una de esas personas
que necesitan cuentos sin cesar
nunca tu sed de cuentos se apagará.

Tendrás que inventar cuentos tú misma,
para seguir viviendo.
Y tu imaginación te ayudará.

Cuando seas mayor vendré a buscarte,
y si quieres, llegarás a ser cuentista,
como yo.

Mara dijo palmoteando:

- ¡Quiero ser cuentista!
  ¡Quiero ser cuentista!

- Pues empieza ahora mismo,
- dijo la cuentista -.

Mamá, papá y la cuentista
se sentaron a los pies de la cama
y escucharon a la niña:

“Érase una vez, en un país muy lejano…

La niña contó un hermoso cuento
y a todos les gustó mucho.

A partir de aquel día,
Mara leyó muchos cuentos,
Sus padres también le contaron los viejos cuentos.
Su imaginación absorbía,
como una esponja,
personajes fantásticos…
Y lugares remotos…
Y aventuras increíbles…

Y luego esos personajes
vivían en su mente nuevas aventuras.
Y surgían nuevos cuentos
que ella contaba casi sin respirar…

Le contaba cuentos
a papá y mamá,
a otros niños,
a los pájaros y los gatos,
a las estrellas  y a la luna,
al sol y los planetas…

Aquella afición de contar cuentos
continuó cuando se hizo mayor.

Los niños la rodeaban en el parque
y ella contaba y contaba sin parar.

Una noche la cuentista vino a buscarla.
Había envejecido:
tenía el pelo tan blanco como su vestido.

Ya estás preparada para venir conmigo,
- le dijo.

Y Mara se fue con la cuentista.
Ella le enseñó su oficio.
Y cuando hubo aprendido sus secretos,
le dio un beso de despedida:

Ahora eres tú
quien debe hacer felices
con sus cuentos a los niños del mundo.

Y entregándole su bolso de flores añadió:
- Esto es para ti.
Yo no lo necesito ya.

En el bolso encontró algunos libros,
eran los cuentos de la anciana cuentista.
Los había escrito para que no los olvidaran.

La nueva cuentista viajó por el mundo
contando cuentos a todos los niños:
los cuentos de la cuentista,
sus propios cuentos inventados,
los cuentos de otros libros.

La cuentista era la dueña
de todos los cuentos…

* * * * *

Esta entrada debería haber salido ayer, para celebrar el día mundial de la literatura infantil y juvenil, pero como yo ando últimamente con retraso para todo...

¡Feliz día del libro infantil, hoy y siempre!
Que todos los días haya un cuento para vuestros niños.