lunes, 28 de mayo de 2012

Sueños






De qué está hecho el tejido de los sueños, transparente y mágico, ese estampado de imágenes hiladas entre sí en el telar de un loco. Porque cuando soñamos los acontecimientos se suceden con la naturalidad de lo real y al recordarlos nuestra razón se encuentra el disparate, extraño e incontrolado. Te sueño y tu rostro se desdibuja en el rostro de otro y tu voz no es tu voz sino la de un ogro y tu boca una raja de sandía cuyos dientes de pepitas negras están careados. El horror se mezcla con la belleza y en esa manta que vuela por los cielos de la locura, el despertar puede ser deseado por la pesadilla o por el contrario, el dulce recuerdo nos invita a cerrar los ojos para seguir paladeando ese paraíso de tintes suaves y felices.
Si además puedo aferrarme a tu cuerpo al despertar, ese recuerdo se ve reforzado por tu cálida presencia, y si te beso, el sueño vuelve a mis sentidos y el cuerpo se extravía en sensaciones infinitas. Alarguemos los sueños en el amanecer de cada día. Trata de recordarlos, sin perder ni un detalle y que tu vida sea tan intensa y disparatada como ellos.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Más Liebster Blog



(Viene como continuación de aquí)

Parece ser que he ido a elegir dos blogs para el Liebster Blog que tienen más de 200 seguidores, el de NiñoCactus y el de Juanlu, claro, esto son cosas que les pasan a las brujas que se dejan arrastrar por el corazón sin consultar la bola de cristal antes de tomar sus decisiones. Pero esto de paso me da la oportunidad de poder galardonar con el Liebster Blog a dos blogs más:

Contando las horas, de Rocío Romero, que aunque ahora su blog esté de vacaciones (y tómate un descanso tan largo y merecido como quieras, Rocío) encontraréis en él esa voz tan especial para tratar a los niños y una gran habilidad para traernos fantasmas e historias llenas de ternura.

Las palabras que me sobran, de Fernando Vicente, porque me encantan las aventuras y las palabras de su hija, disfruto con su peculiar humor y... Bueno, seguro que estos también tienen 200 o 300 seguidores, pero como eso no he podido verlo ni en sus blogs ni en en mi bola de cristal...

¡Enhorabuena y más chocolate para todos!
Las reglas del Liebster blog para los nuevos galardonados, aquí

martes, 22 de mayo de 2012

Liebster Blog





Hoy soplaba el cierzo en Zaragoza y me ha traído las palabras de Rosa Martínez, que siempre Van al aire, con un regalo sorpresa: el reconocimiento Liebster Blog… Muchas gracias a Rosa y a todos los que pasáis por aquí, para celebrarlo os invito a un chocolate mágico, dulce, espesito y soñador.

“Liebster Blog Award” es un premio ideado para recompensar, estimular y promocionar aquellos sitios de internet, cuyo número de seguidores no excede de doscientos, pero que, por su esencia y contenido, merezcan ser dados a conocer a todos los rincones de la blogosfera. Tiene unas sencillas normas:

1. Copiar el premio en el blog y enlazarlo al bloguer que te lo otorgó.

2. Señalar tus cinco blogs preferidos con menos de 200 seguidores y escribir comentarios en sus blogs para que conozcan que han recibido el premio.

3. Y, por último, esperar que continúen con la cadena y elijan a sus 5 blogs preferidos. (Entre ellos no debe estar el blog de la persona que te ha elegido)

Así que ahora me toca a mí entregar el Liebster Blog a cinco blogs… Ayy... qué difícil me lo ponéis…

Borrón y cuento nuevo, de Alberto Niño Cactus, fue uno de los primeros blogs que descubrí, hace muuucho tiempo y me encandiló con sus pequeños cuentos siempre llenos de ternura.

Pativanesca, de Elisa de Armas, por su maestría en el manejo de las palabras y por situarnos con ellas en la época, en la situación, en el ambiente adecuado a cada historia.

Maremotos, de Mar Horno, con esas maravillosas historias que siempre nos llegan al corazón y nos dicen más de lo que cuentan.

Dibujando sueños, de Juan Luis Lopez Anaya, nuestro querido Juanlu, el blog por el que siempre me gusta pasear para descubrir sus sueños y soñar a mi vez con ellos y porque sus dibujos son motivo de inspiración para nuestros relatos o viceversa, nuestros relatos se recrean en sus dibujos. Y porque sus creaciones invitan a movernos juntos, a luchar por nuestros derechos, en estos tiempos revueltos de crisis y recortes.

No me vengas con historias, de Marina de Lafuente, porque en él puedes encontrar excelentes micros, reflexiones sobre el género del microrrelatos, reseñas de los libros que ha leído y de novelas gráficas y comic, organiza concursos… Y porque siempre está dispuesta a colaborar y participar en todo aquello que tenga que ver con los micros, con su espíritu inquieto e inagotable.

A vosotros cinco os paso el testigo del Liebster Blog. ¡Enhorabuena!




(Como me he saltado las reglas y he otorgado el Liebster blog a dos blogs que tenían más de 200 seguidores, podeis ver dos nuevos galardonados aquí)

domingo, 20 de mayo de 2012

Para qué sirven los paraguas



Acuarela de Juanlu para Una idea, mucho arte




Cuando lo vi por primera vez, creí que el mundo se había vuelto del revés. Llovía, yo llevaba paraguas y él también, aunque en realidad era el paraguas el que lo llevaba a él. Navegaba en la lluvia dentro del paraguas, ese barco que tripulaban sus sueños y que  yo contemplaba con envidia.
Al pasar sobre mí, su mirada me encontró y por una vez no bajé los ojos ante la mirada de un desconocido y me atreví a decirle:
—Te estás mojando...
—Con tu paraguas no nos mojaremos —contestó y alargando su mano hacia la mía, me invitó a subir a su barco, a sentarme a su lado y con mi paraguas quedamos los dos refugiados del aguacero, aunque teníamos los pies chapoteando y los ánimos humedecidos.
—¿Por qué estás triste? —me preguntó.
—No lo sé –contesté—; solo sé que llueve en mi interior y que la lluvia me pone todavía más triste —le dije bajando los ojos mientras sentía que una pareja de lágrimas resbalaban lentamente por mis mejillas.
—Entonces será mejor que nos mojemos y que lloremos —dijo arrebatándome el paraguas y arrojándolo a la calle—. La lluvia limpia, lava las tristezas y el llanto aligera el corazón —añadió.
En mi desesperación solo pude decir estas palabras:
—Me gustaría llorar todas las lágrimas del mundo y arrastrar con ellas toda la tristeza.
Recorrimos la ciudad en aquel paraguas, cada vez más lleno de gotas de lluvia y de nuestras propias lágrimas. Y cuando el agua nos llegaba ya a la garganta, salió el arcoiris. Él aplaudió como un niño, yo también, y al mismo tiempo una sonrisa apareció en su rostro y como si yo fuera su espejo, mis labios se abrieron a su vez a la alegría.  
Atracamos nuestro barco en la acera, saltamos del paraguas, y entre los dos vaciamos el agua del paraguas, que corrió a escaparse por el desagüe.
—Allá se van nuestras tristezas —dijo él.
—Sí —asentí yo suspirando hondo, muy hondo, y en cada suspiro, inexplicablemente sentía un pellizco de felicidad.
Cuando salió el sol nos despedimos y yo le dije:
—¿Volveremos a vernos?
—Sí —contestó él—, como los caracoles, siempre salgo cuando llueves.

* * *

Mi amigo Juanlu participó una vez más en Una idea, mucho arte, con este dibujo y al verlo se me quedó rondando en la cabeza y hoy, con la ayuda de unas gotas de lluvia (pocas) que han caído en Zaragoza , ha salido este cuento de lluvia y melancolía. 

martes, 15 de mayo de 2012

El día en que convertí a mi padre en cucaracha


El día en que convertí a mi padre en cucaracha estábamos comiéndonos un helado con mi hermana en una popular heladería del centro. La cucaracha correteaba alrededor de nuestros pies y nos producía un asco horrible; mi hermana, sin poder soportarlo, se había subido a la silla y el helado le chorreaba por la mano y el brazo, pues su atención se enfocaba únicamente en el escarabajo. En realidad tuve un pronto, debería haberlo pensado más detenidamente cuando lo transformé, porque la cucaracha nos daba tanto asco que no éramos capaces de pisarla para acabar con ella. Me acordaba de mi tía cuando decía que sólo de pensar en el crujido de una cucaracha bajo su zapato, se le  encogían los dedos de los pies y se le ponían todos los pelos de punta. Mejor habría sido convertirlo en gusano, pisarlo y espachurrarlo resultaba más natural. Claro que un gusano de esos que se desplazan acercando su parte posterior a la cabeza dibujando un lazo y que luego estiran todo su cuerpo para avanzar, resultaba tan gracioso que tampoco me habría gustado aplastarlo. Todo eso pensaba mientras mi padre correteaba con sus nerviosas patitas en círculos erráticos bajo nuestros pies y la gente gritaba, gritaba por un simple bicho negro de tres centímetros… Sin embargo nadie había gritado cuando él estaba sentado ahí en la silla, lamiendo la cuchara de su tarrina de helado, recriminándonos una vez más que seguíamos siendo, a nuestra edad, unas infantilonas porque nos gustaba comernos el helado en cucurucho…

Entonces llegó el heladero, con su delantal blanco y su fli-fli anti-cucarachas, roció al bicho que empezó a girar como un poseso, se dio la vuelta, volvió a saltar boca abajo (como buen escarabajo) y luego panza arriba de nuevo; estiró una pata, estiró la otra, dejó de mover las seis…
Y una gran calma se hizo en nosotras, a pesar de la gente que salía espantada, de la bulla que nos rodeaba, a pesar de que era el fin de todo, a pesar de esa lágrima que pugnaba por salir de mis ojos desde la garganta muda. Mi hermana me dio la mano, la ayudé a bajar de la silla, nos miramos a los ojos y nos abrazamos con los ojos llorosos.

Los clientes se marchaban diciendo: yo no me como ahí un helado, qué asco, a saber como está lo de dentro, imagina el almacén, porque no sabían que aquella cucaracha no pertenecía al local, no, aquella cucaracha era mi padre y ni siquiera íbamos a poder darle sepultura, porque el heladero ya la había escobado y subido al recogedor y se iba con ella camino del cubo de basura. Y porque aun en el caso de que le hubiéramos pedido que nos la entregara, que nos la pusiera por ejemplo en una tarrina de helado, en una funeraria habrían tenido muchos problemas para retocar a una cucaracha hasta dejarle un aspecto parecido a nuestro padre, cielos, menudo trabajito. ¿Y qué le íbamos a decir a mi madre?

—Vamos a llevarle un helado a mamá, con cucurucho, que es como a ella le gustan – dijo mi hermana.

Y a mí me pareció la mejor solución, a veces mi hermana tenía ideas geniales. Hacía lustros que mi madre no se comía un helado. De turrón, su preferido.

—¡Mamá, te hemos traído un helado! —dijo mi hermana con alegría mientras montaba en la cocina la bola de helado sobre el cucurucho.
—¡Qué rico! ¡Ay, si hacía tiempo que no disfrutaba tanto…! Y aquí, con mis hijitas…
Y cuando terminó el helado, saboreando el crujiente barquillo, dijo lo que tantas veces habíamos oído:
—Es que lo más rico es el cucurucho.
—¿Y vuestro padre donde anda? –preguntó luego— ¿Ya está en el sillón con la tele?
—No mamá, papa… —comenzó mi hermana.
—Papá no volverá ya —me apresuré a decir.
—¿Que no volverá?
—Lo mató… —comencé a contar.
—…el heladero… — dijo mi hermana.
—¿Qué dices?
—Ya sabes, estaba gritándonos como siempre…
— …decía que nunca íbamos a dejar de ser niñas, que siempre con el cucurucho…
—Y yo ya no pude aguantar más… Y lo convertí en cucaracha.

Mi madre se llevó las manos a la boca abierta:
—¿Cómo habéis sido capaces de…?
—Mamá, tú nos obligaste a ello. Tú debiste haber acabado con él hace mucho, mucho tiempo.


domingo, 13 de mayo de 2012

cielo de cristal




Detalle de las vidrieras del Museo Casa Lis (Foto de la web del museo)

#bajouncielodecristal soñé que soñaba con un cielo de verdad.

* * *
Un tweet para el concurso del Museo Casa Lis (Museo de Art Nouveau).

martes, 1 de mayo de 2012

Noche y día


Érase una vez una sonámbula que todas las noches se levantaba y se iba a trabajar dormida a una oficina. Tecleaba su contraseña en el ordenador, sacaba un café de la máquina, preparaba informes, almorzaba en el comedor de empresa, recogía a los niños del colegio, limpiaba la casa, besaba a su esposo, hacía la cena, metía a los niños en la cama, y cuando por fin se acostaba, sonaba el despertador. Nunca recordaba sus ajetreos nocturnos y lamentaba: "Alguna noche quiero soñar". La vigilia tampoco le regalaba sueños: se levantaba y se iba a trabajar a una oficina…

* * * * *
Con este relato participé en el concurso en 99 palabras organizado por Miguel Molina. En él aparecía con el título Dormida, pero ahora se lo he cambiado por Noche y día. 
Estuve dudando con el título, ahora me gusta más este último. 
Enhorabuena al ganador , Santiago Eximeno y a los finalistas. Y mis felicitaciones también al organizador, y a todos los cuentistas participantes.