Allá hacia las fiestas del Pilar, recibí un correo de uan amiga mía. Me contaba que la mujer de su hijo, Vanessa, buscaba a alguien que escribiera cuentos. Su mejor amiga se marchaba a trabajar a Alemania. Las dos habían tenido un bebé en este año, y ahora iban a separarse. Vanessa quería regalarle un cuento en el que los protagonistas fueran sus dos hijos, así su amiga podría contárselo a su hijo en Alemania y ella a su pequeña, aquí, en España. Ese cuento sería un buen recuerdo, cada noche, al contárselo a sus hijos, volverían a sentirse juntas.
Me pareció una idea muy bonita, me llegó al corazón. Así que acepté encantada. Era la primera vez que escribía un cuento por encargo, o más bien un cuento a la carta, porque la historia, realmente me la dio ella, Vanessa. Me escribió contándome el argumento del cuento y yo escribí la historia, según su idea original. No había mucho tiempo para escribirlo, porque su amiga se iba en Octubre, pero me senté a escribir y el cuento llegó a las manos de Vanessa y su amiga.
Vanessa ha hecho las ilustraciones de la historia, dice que ha quedado muy bonito. Yo ahora espero con ansiedad ver el resultado completo, el texto junto con los dibujos de Vanessa, una bonita sorpresa. Tengo ganas de verlo.
Me han dicho que las amigas lloraron al leerlo. No me extraña, yo también hubiera llorado si me hubieran hecho un regalo así... Qué bonito.
En la entrada anterior tenéis el cuento. El cuento de las orugas Ana y Elio.
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