lunes, 25 de agosto de 2008

La marmota


Foto de Pedro Rovira Tolosana



Encontramos en nuestra excursiçon por Guarrinza una marmota. La oíamos silbar y por fin la descubrimos sobre las rocas y corrió ante nuestros ojos hasta esconderse de nuevo. Elena llamó por la tarde otra vez a las marmotas imitando su silbido penetrante, pero ya no volvieron a dejarse ver...




Este es mi cuento para Elena, mi silbadora querida y amante de los animales. Un recuerdo de cuando viajamos en el trenecito de Artous y también vimos marmotas.


La marmota silbó al pasar el tren. La niña le respondió con un silbido largo, intenso, que resonó en todo el valle. La marmota escuchó el silbido, sus orejas se erizaron, fue una llamada directa a su instinto, y salió corriendo detrás del tren. Estaban cerca de la pequeña estación en la montaña y la carrera fue corta. Cuando la niña bajó del tren, encontró a la marmota esperándole en el andén, alzada sobre sus dos patas traseras. El corazón de la niña se aceleró de la emoción. Volvió a silbar y la marmota le contestó. Entonaron un dúo de silbidos y la gente que lo escuchó sintió que sus pies se elevaban del suelo, que flotaban en una onda musical.


Una noche a finales de otoño, la niña se echó a dormir y al día siguiente no despertó. Los padres no pudieron sacarla de su sueño. La llevaron al hospital pero el diagnóstico fue que no estaba en coma, solo adormilada. Los médicos no se habían encontrado jamás con un caso así. Sus constantes vitales se hallaban aletargadas pero en perfecto funcionamiento. No necesitaba ningún aparato para vivir, solo suero para alimentarla y la mandaron a reposar en su casa. La visitaban regularmente, no había peligro de muerte, era un sueño profundo, como el de todas las noches, pero que no terminaba nunca.
La niña pasó todo el invierno durmiendo. Cuando los primeros rayos cálidos del sol de la primavera penetraron por su ventana, la niña despertó.


Estiró los brazos, las piernas y todo su cuerpo, sacudió su pereza, y bostezó.


- He dormido mucho – dijo -, tengo hambre.


Sus padres estaban contentos de verla viva y despierta y le prepararon un buen desayuno. La niña tenía ganas de hablar después de tanto tiempo durmiendo.


- He soñado con la marmota. Ella no podía dormir pensando en mí y silbaba y silbaba tratando de despertarme. Yo la escuchaba en mi sueño, pero no podía despertar. Quiero volver a verla este verano, llevádme otra vez a las montañas.


Los padres se alarmaron. Después de la hibernación de todo el invierno, no creían que la marmota fuera una buena influencia para su hija. Pero ella insistió tanto que aceptaron y volvieron de vacaciones a la montaña.


Esta vez fue la niña la que silbó primero desde el tren. La marmota reconoció el silbido, salió de su madriguera entre las rocas y saludó a la niña con otro silbido alegre. Emprendió la carrera tras el tren y alcanzó la estación. Cuando la niña bajó del tren, ambas echaron a correr la una hacia la otra y se abrazaron. Silbaron al unísono, luego se alternaron primero una y después la otra, a dúo otra vez... Se reunían todas las tardes del verano y silbaban, con los pulmones hinchados y felices. Y cuando se despidieron al final del verano, prometieron verse al verano siguiente.


De vuelta a casa, sus padres temían la llegada del invierno. Creían que otra vez la niña hibernaría y que la perderían durante los largos meses del invierno. Miraban con tristeza por la ventana cómo el día se acortaba, y la oscuridad iba anunciando el gran sueño de la estación fría. Cuando la acostaban en la cama y le daban el beso de buenas noches, no podían evitar pensar que quizá al día siguiente no despertaría. La niña adivinó sus pensamientos y una noche les dijo:


- No os preocupéis. La marmota y yo hemos pasado todo el verano silbando. Ella ya no me echará de menos este invierno y dormirá tranquila, sin llamarme con sus silbidos. Y yo podré pasar el invierno normalmente sin soñar con ella, más que por las noches. Hasta que me reúna con ella el próximo verano.


Miró por la ventana, hacia las estrellas y dijo:


- Gracias por este verano estupendo, marmota – se volvió hacia sus padres y añadió: - Gracias papá y mamá, por entendernos.


Los padres durmieron tranquilos. La marmota también durmió durante todo el invierno. La niña soñó con ella todas las noches. Y el verano trajo unas nuevas vacaciones, llenas de silbidos en las montañas.

Río de chocolate


Río de chocolate.

El río preferido de la bruja de chocolate.



Las fotos son del valle de Hecho, en la selva de Oza, la primera, la Boca del Infierno, la segunda el mismo río Aragón Subordán más arriba, en Guarrinza. Así es como queda un río de montaña después de una buena tormenta. Esta es una pequeña muestra de nuestra última escapada al Pirineo.

martes, 19 de agosto de 2008

Haikus de verano




Unos haikus de mis hijos (me ha costado convencerlos para que probaran a inventarse uno, pero por fin lo he conseguido).


Con el tema del verano empecé yo, para que vieran que no es tan difícil:


Verano de sol
las olas en la playa
juegan sin parar.


* * * * *


Siguió Elena, con un haiku divertido y artístico:


Hierba azul,
se ha caído el bote
"Pintura de mar".


* * * * *


Pedro también se estrenó (recordando sus experiencias en la playa):


En la orilla
arena pegajosa
siempre hallarás.


* * * * *
Y luego siguió con otro más:


El saltamontes
salta para alcanzar
la flor rosada


* * * * *


Por último, cerré el ciclo con uno sobre la noche de las lágrimas de San Lorenzo:

Este verano
las estrellas fugaces
te envolverán.


* * * * *
¿Alguien se anima a escribir otro haiku?

lunes, 18 de agosto de 2008

Luna llena (o casi llena)


Esta foto sí que es nuestra, el autor es Pedro Rovira, mi marido.


Del eclipse de luna del sábado apenas pudimos ver un trocito, al principio la luna estaba cubierta por una enorme nube, luego consiguió quitárse de encima ese estorbo y salir a mostrarnos su rostro que comenzaba a ser mordido por las sombras por la parte inferior. Avanzó un poco más la sombra y pudimos ver la luna con el catalejo, sus cráteres, la sombra que la iba atrapando…


Pero duró poco, mientras cenábamos con la ventana abierta estuvo unos minutos acompañándonos, pero fui a buscar algo a la cocina y cuando regresé había desaparecido detrás de las nubes, de repente. Ya todo fue completa oscuridad, ni luna ni estrellas, no volvimos a verla más, las envidiosas nubes no quisieron que la luna nos mostrara su espectáculo de sombras y luces, de cubrirse y descubrirse poco a poco.



La noche del domingo sí que lucía la luna, sola en el cielo, sin nubes. ¡Ojalá hubiera estado así cn el eclipse! La vimos en la Expo de Zaragoza, presidiendo los espectáculos con su silencio, entre el bullicio, las músicas, la gente que ríe y baila y aplaude y aunque quieran olvidarla, no pueden, porque antes o después, aunque solo sea por un momento, su mirada se topa con ella y la ven ahí en el cielo, espléndida, metiéndose en sus ojos para recordarles que ella es la reina de la noche.



Cuando llegamos a casa aún estaba allí, muy alta en nuestra ventana, nos atrae a que la contemplemos con su belleza, con su magia, y nos quedamos pegados a la ventana. La observamos de nuevo con el catalejo, está preciosa, brillante, casi molesta su luz cuando la miras por el catalejo… Parece que tiene polvos de talco sobre su rostro, como una japonesa que se ha maquillado con polvos de arroz.




Me tiendo en el suelo, con un cojín bajo la cabeza y no puedo dejar de mirarla. En la noche de verano, se oye un grillo, estoy tomando un baño de luna, pasaría aquí toda la noche.



¿Y si traemos el colchón a esta habitación y dormimos aquí, contemplándola?



Un haiku (no sé que me ha dado ahora con los haikus):



Canta un grillo
a la más bella luna
como un juglar.






* * * * *



Júpiter y sus satélites



Anoche también se veían Júpiter y cuatro de sus lunas (era el día de las lunas, por lo que se ve). Ío, Europa, Ganímedes y Calisto. No pueden verse a simple vista, pero con el catalejo los contemplamos muy bien, los cuatro alineados con Júpiter, tres a su izquierda y uno muy cerquita del planeta, a su derecha. Al principio estaban alineados casi horizontalmente y luego la línea empezó a subir para arriba, quedando mucho más inclinada, en muy poco tiempo los astros cambiaron de lugar (bueno en realidad quien se mueve somos nosotros encima de la Tierra).

sábado, 16 de agosto de 2008

Luna de verano






Este post se lo dedico a mi amigo Antonio, que anda desesperado entrando en mi blog y no encuentra nada nuevo. Ya sabéis, el verano es así… Cuando tienes vacaciones te vas de viaje, cuando no las tienes, muchas cosas te reclaman: la piscina, los niños, algún libro… Demasiada tarea en el trabajo (hay compañeros de vacaciones y a los que nos quedamos nos toca más parte), por eso cuando llego a casa tengo ganas de descansar y de alejarme del ordenador… Espero que esta semana que viene, como tengo vacaciones y estaré por casa, me encontréis un poco más por aquí…


Anoche había una preciosa luna, casi llena, entre un rebaño de nubecillas algodonosas. Iluminaba a las nubes con su luz, haciendo ondas y más ondas. Un pequeño poema para ella:


La luna navega
entre olas de nubes
como espuma de mar.



* * *



Y hablando de la luna, no os olvidéis de que esta noche podemos ver un eclipse de luna. Comienza a las 21:35 y la mayor parte cubierta de la luna se producirá a las 23:10. ¡No os lo perdáis!
* * *
(La foto no es mía, la encontré en lossecretosdelmundo.blogspot.com y no sé su autor. No se parece a la luna que vi ayer, pero es una gran foto)