sábado, 11 de diciembre de 2010

Gota a gota



Foto de Cristina Nublado



Se hace muy largo esperarte por la noche. La habitación está fría y me he metido en la cama. Apagué la luz, porque la bombilla desnuda me daba en los ojos, taladrándolos con saña. Entra algo de luz de la calle por el ventanuco. Al menos así no veo tanto las paredes desconchadas. En la penumbra, la soledad es todavía más intensa. La única compañía que tengo es la gotera del lavabo. Clop. Clop. Clop. Nada más cerrar el grifo, las gotas caen deprisa: clop-clop-clop, y luego se van espaciando. Clop. ---- Clop ---- Clop ---- Clop. Pero nunca cae la última gota. Clop. Me digo que ya no vas a tardar. Clop. Me gusta esperarte. Clop. Aunque me aburra. Clop. Me hace desear todavía más estar contigo. Clop. Me he cansado de leer. Clop. La cama estaba fría, pero ya la he calentado. Clop. No quiero dormirme. Clop. Quiero estar despierta cuando llegues. Clop. Por eso pienso. Clop. Pienso entre gotas. Clop. Miro estas cuatro paredes. Clop. No me gusta esta habitación. Clop. No podría vivir aquí. Clop. Me moriría de pena. Clop. Pero tú sí… Clop. Tú no necesitas más que una cama. Clop. Y una ducha y un lavabo. Clop. Aunque sean miserables. Clop. Tú no te contagias de la miseria. Clop. Yo solo con verla, me pongo mustia. Clop. Espero no estar demasiado triste cuando llegues. Clop. Pero no puedo evitarlo. Clop. Esta habitación me angustia. Clop. Con sus paredes desnudas. Clop. Con su silencio. Clop. Con su penumbra. Clop. Con su gotera. Clop. Sólo tú puedes librarme de esta angustia. Clop. Ven pronto. Clop. El vecino ha puesto la radio, la trompeta de Louis Armstrong llega atravesando la pared. Me gusta el jazz, no se oye muy fuerte, pero me inunda el corazón. Me da alegría. Una alegría teñida de nostalgia. Me acuerdo de ese café donde íbamos por las noches a escuchar a los mitos del jazz. Ahora estoy sentada allí, en los cojines mullidos. Con un café en las manos. La trompeta dirige mis pensamientos. Mis pies se ponen a bailar en la cama. Mis pensamientos también bailan, suben y dan vueltas, se llenan de vida. Cuando llegues, bailaremos en esta cama, muy juntos, al son de la trompeta. Y te diré al oído: Louis Armstrong ha arreglado la gotera.

6 comentarios:

Javier dijo...

Enhorabuena. Cada día que pasa tus relatos me parecen más buenos.
En este caso, además del cuento, me ha gustado mucho la foto de Cristina que has utilizado para ilustrarlo.
Entre muchas cosas, en nuestra memoria siempre encontramos una canción, una melodía, que es capaz de socorrernos en esos momentos de soledad en que nos perdemos…Incluso, como tú dices, hasta puede arreglar una angustiosa gotera.
Un beso.

puri.menaya dijo...

Javier, en este caso, primero fue la foto de Cristina que me pareció que podría inspirar un relato, ese ambiente tan lóbrego y sencillo, la habitación miserable y desnuda... Hay veces que las imágenes nos cuentan cosas. Solo tenemos que dejar que nos hablen.
Y tienes razón, la música siempre viene en nuestra ayuda.

puri.menaya dijo...

Por cierto, la foto es de una miniatura. Es de un museo de casas de muñecas.

Javier Merchante dijo...

Hola. Gracias por enviarme tu relato, Gota a gota. En unos días, a la vuelta de las vacaciones, me pongo en contacto contigo por correo.
Salu2.
Javier M.

arktos-temis dijo...

Vengo de la taberna de escucharlo Puri.
Un lujazo.
Me encantó ese Armstrong fontanero.
Un abrazo.

puri.menaya dijo...

Gracias Miguel, la fontanería es todo un arte... musical, jeje. Abrazos