Ayer fue la noche del filandón. El filandón es una costumbre de los pueblos de León, en la que las gentes se reunían por la noche alrededor de la lumbre y se contaban y escuchaban historias, mientras las mujeres hilaban (o filaban). Esta costumbre ha sido recuperada por escritores y cuentistas, que se reúnen en un bar o similar y cuentan sus historias. Ayer se lanzó por primera vez un filandón virtual, en el que a partir de las 22:00 hasta las 24:00 se podían enviar microrrelatos que se iban colgando en el blog del Filandón, al tiempo que se leían en voz alta en un agradable rincón de León, con un fondo de música popular... Y allí estuvimos filando palabras, conectados por la red.
Si picháis en el cartel del Filandón (tranquilos, hay mucho fuego pero no quema) podéis ver toda la fiesta. Yo también participé con un relato, Palabras congeladas. No lo seguí en directo, porque ayer era una noche muy especial para nosotros, nos juntábamos a celebrar la Navidad en casa de nuestros amigos Nacho y Elena, y eso no me lo podía perder, lo primero son los amigos, a los que hacía mucho tiempo que no veía. Pero en diferido, el Filandón está ahí. Ardiendo en el cartel. Para todos vosotros.
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