Sábado, 17 de mayo, 2014
Con el habitual retraso que me caracteriza, os dejo mi crónica de aquel intenso día entre microrrelatistas...
Llego tarde, llego tarde, decía el conejo corriendo con el reloj en la mano....
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La llegada a Barberá de un grupo de microrrelatistas, foto de Ximens, mejor dicho, cámara de Ximens y foto de Antonio, el marido de Mar Horno |
Una ola de microrrelatistas tomó
Barberá del Vallés el sábado 17 de mayo. Alrededor de la biblioteca Esteve Palucie,
la emoción de los primeros encuentros y reencuentros se materializó en abrazos,
besos y conversaciones animadas. De la mano de Guri y siguiendo las huellas del
dinosaurio, los cuentistas alcanzaron las estanterías de la biblioteca donde
reposan los libros de microrrelatos y se lanzaron ávidamente sobre sus páginas, entusiasmados de disfrutar de aquel tesoro.
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Mar Horno atrapa al dinosaurio |
Inés Andrés Suárez, catedrática de
literatura y antóloga del libro “Antología del microrrelato español, 1906-2011” no pudo acudir a su
conferencia programada, debido a una huelga de controladores aéreos, pero en su
lugar, Ginés Cutilas estaba esperando a los microrrelatistas en la sala de
conferencias, donde había escondido en el armario a su koala. El pobre Ginés
había perdido la voz, pero encontró a un perfecto secretario, Xesc López, que prestó
sus cuervas vocales para la lectura de micros y decálogos de escritores. A
pesar de sus dificultades, Ginés nos deleitó con sus micros llevados al cine,
pudimos ver el paso de la palabra a la imagen en dos cortometrajes: “Un Koala
en el armario” —de elaboración propia de Ginés Cutillas— y “Once metros”. El
tercer microrrelato “Falsas notas” pudimos escucharlo en la voz de Xesc, pero
el corto inédito que habían realizado a partir de él un equipo de producción
griego se obstinó en permanecer oculto, con la colaboración inestimable del
ordenador (la informática puñetera siempre haciendo de las suyas).
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Ginés Cutillas y su secretario Xesc López |
También hubo lectura de
microrrelatos a cargo de dos microrrelatistas veteranos, Antonio Beneyto y
Albert Tugues, participantes en la anteriormente nombrada antología del
microrrelato. Antes de la lectura, Beneytos se explayó en relatarnos su vida
y milagros (y eso que, en sus propias palabras, él, era escritor y no se le daba demasiado bien hablar…), especialmente incidiendo en el carácter minoritario de su
escritura, de lo que estaba más que orgulloso. Seguramente, un poco de
humildad y brevedad hubiera caído mejor en la audiencia, pero no olvidaremos sus
relatos, tremendos, impactantes. Albert Tugues, por el contrario, leyó sus
micros quizá con demasiada discreción y pudor. Contraste de caracteres, desde
luego. Sus micros también fueron de maestro relatista. Él mismo dijo sentirse como un cantaor flamenco, dado que le habían
preparado asiento para la lectura en un par de sillas frente al micrófono, lo
cual le daba un aire rematadamente folcklórico.
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Albert Tugues |
Para terminar el acto, tras la lectura y
comentario por parte de Ginés Cutillas de decálogos de Horacio Quiroga, Gabriel
García Márquez, Augusto Monterroso, Andrés Neumann y del propio Ginés, este
último propuso un debate sobre la necesidad de reglas en la literatura o si
debíamos considerarla totalmente libre. En realidad, los decálogos tienen mucha
parte de ironía, una buena dosis de experiencia y un resumen de lo que le
funciona a un escritor cuando se sienta ante la página en blanco (o ante la
página por corregir y recorregir). Las reglas a mi entender no pueden limitar
el arte, pueden servir de guía, pero sin libertad no habría evolución en la
literatura ni en ningún arte, ni existiría un estilo propio de cada escritor.
Utilicemos las reglas como orientación, utilicémoslas para saltárnoslas,
creemos nuestras reglas personales. Si establecemos y aplicamos rígidas reglas podemos crear un robot
que escriba historias presumiblemente perfectas, ya existen editores informáticos de este tipo.
Pero como a todo robot, les faltará alma. Con lo fácil que me ha sido escribir
esto, y allí no abrí la boca… No hubo demasiada participación en el debate, aunque
se planteó también la necesidad de la formación de los escritores, si son o no
necesarios los cursos, la importancia de los principios en los relatos
(contrariando a García Marquez) y también la importancia de los títulos en los
microrrelatos… Tampoco el tiempo dio para mucho más, ya era la hora de comer…
La comida se celebró en el centro
cívico de Barberá del Vallés, promovida por el ayuntamiento; la concejala de
cultura estuvo presente en todos los actos del día. Ensalada, butifarrada y
crema catalana nadando en caramelo…
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Nuestra mesa, foto de la fotógrafa de Raquel Lozano |
Compartí comida y charla sobre todo
con mis amigos hacia la derecha: Jesús Esnaola, Ginés Cutillas, Susana Camps y
Marta López, a quien me encantó poder conocer un poquito más, pues no había
coincidido en otras ocasiones con ella. Volvimos a charlar sobre literatura,
sobre la ayuda de una formación para el escritor, pero que nadie crea que un
curso de escritura creativa da como resultado a un escritor: un buen profesor,
un buen curso, nos proporcionarán las herramientas y una cierta práctica para
manejarlas, pero después de eso hay que poner algo más. Quizá la gente piense
que como todos aprendemos a escribir, no hace falta un cursillo, aunque
escribir bien no lo hace cualquiera. Como resumen, la pregunta clave la dejó en
el aire Ginés Cutillas: “¿Cuántos escritores de novela malos conocéis? ¿Y a
cuántos escritores de microrrelatos malos conocéis?”. Es cierto, quizá
cualquiera nos atrevemos a escribir un microrrelato…
A mi izquierda, hice menos caso a mis
amigas Ana Martínez, Mei Morán, Laura Garrido y Marina de la Fuente, ¡pero es
que no se puede estar a todo!
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Laura Garrido y Mei Morán |
Mei Morán sabe muy bien la solución
a esta adivinanza:
“¿En qué se parece una camiseta a una libreta?”
¡En que las dos se han llevado
montones de besos!
Mei, en cuanto me vio, sacó su
libreta del bolso, arrancó la primera página que había escrito y ¡me la regaló!
Ahora tengo en mi casa a estas primas hermanas: la una en mi armario y la otra en
mi bolso, y cuando se juntan, sonríen seductoras con muchas boquitas pintadas.
Lo que no sabe Mei es que colecciono libretas bonitas, y que, como toda escritora, llevo una en el bolso para anotar todo eso que pasa por mi cabeza en cualquier
momento del día. Esta libreta nueva la guardo para mi diario de viaje de este verano.
Y es que siempre que vengo a
Barberá alguien me regala una libreta, si no que se lo digan a Mónica Sempere,
que también me obsequió el septiembre pasado con otra libreta (que ya he
terminado de cabo a rabo) con una ilustración preciosa de su librería Diarium.
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Leyendo mi caja de Pandora, foto de Jams |
Con Xesc como maestro de ceremonias
—y es que este chico vale para todo—, comenzó la lectura de los micros
tuneados, esa tradición tan bonita de las microquedadas, en la que cada uno
trae un micro “tuneado”, es decir puesto en bonito y original, hecho con todo
el cariño y con nuestras manitas, para regalarlo a otro micorrrelatista. Llevas
un micro tuneado, se ponen todos en una mesa, se les asigna un numerito, metes
la mano en una bolsa, sacas tu numerito y te llevas el micro que te toca. Previamente
al sorteo, cada uno nos leyó su micro, con más o menos nervios. Cabe destacar la
actuación de Laura Garrido, que nos hipnotizó desplegando su micro como un
ilusionista mientras nos narraba la historia de un valle y un poeta.
Yo llevé una caja de Pandora con un
contenido muy especial, que se marchó con la simpática Eva García, y me traje otra caja, “Solo amigos”, de Manuel
Rebollar Barro, con esa fusión entre las palabras y la imagen adecuada que
caracterizan sus intervalos. Hubo tuneados para todos los gustos, de todos los
colores, de muchos olores y donde las palabras eran siempre las protagonistas.
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Mi caja de Pandora, para abrirla y leer su contenido, pincha en la foto |
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"Solo
amigos", de Manuel Rebollar, para ver su tuneado, pincha en la foto.
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Tras la comida, corrimos al otro
rincón del microrrelato de Barberá, la microlibrería
Diarium, de Fernando Martínez
y Mónica Sempere. Y es que el dinosaurio ha ido dejando en esta población sus
huellas firmemente marcadas. En este espacio se amalgaman armoniosamente las
revistas, con los micros, con los libros infantiles, con los carteles de Mónica y
Fernando, con los talleres de comic y de microrrelatos, con las fotografías,
con el arte en general. Allí nos dieron a conocer sus libros
Mar Horno y
Pedro SánchezNegreira, presentados por Mónica Sempere y Javier Ximens, con lectura de micros
de sus respectivos libros “Precipicios Habitados” y “Verde como el hielo”, en la
que participó también Elysa Brioa. En este acogedor espacio escuchamos sus
micros, volvimos a charlar con amigos, por fin acudió Pedro Herrero que no
había podido venir antes por una comunión —vamos a tener que elegir otro mes
para las microquedadas, mayo tiene demasiados compromisos familiares—, conocí a
Carles Quilez, con Iván Teruel tuve una interesante conversación sobre la
dificultad de escribir una novela, conseguí mi ejemplar de “Precipicios
Habitados” de Mar Horno (con dedictoria, claro), “Verde como el Hielo” ya
me lo había firmado por la mañana el gran Pedro; saludé y conocí brevemente a
Miguel Jiménez Salvador —qué lástima no haber hablado más contigo, Miguel—….
El tiempo pasó deprisa deprisa, y a
las siete y media corrimos a coger el autobús que nos llevaría al acto final de
la microquedada: la presentación del libro colectivo “Despojos del ReC”, en
Barcelona, en cervezas Moritz —patrocinadores también de este proyecto—. En el autobús, charleta sobre libros leídos con Marina de la Fuente, Ana Martínez Blanco y Mei Morán, ahí tuvimos de todo desde el clásico "Nada" de Carmen Laforet, pasando por best sellers como "El tiempo entre costuras", "Juego de tronos", y también los cuentos de Javier Tomeo... y muchos más que no me acuerdo.
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Antes de entrar en Cervezas Moritz, con ganas de ver un sueño hecho realidad. Foto de Ana Fuster |
El ibro de
"Despojos del ReC" debe su publicación a
Fernando Martínez, que ha sacado adelante el sueño de un montón de participantes
en el concurso semanal de cadena ser “Relatos en cadena”, que semana tras
semana dejaban sus palabras en un cesto que se perdía en la nada. Fernando
propuso que nos despojáramos de cinco de nuestros relatos enviados a concurso
que no hubieran sido seleccionados, y por votación de los participantes en este
proyecto elegiríamos los tres mejores relatos de cada uno. A través de Facebook
se fue gestando este sueño, leyendo y votando nuestros relatos semanalmente.
Como resultado, este maravilloso dinosaurio relleno de despojos de setenta
autores, ilustrado por otros setenta ilustradores que consiguió convocar también
Fernando.
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Fernando Martínez presenta Despojos del Rec |
Una gran emoción asistir a la
presentación en sociedad de este libro en el que muchos de los presentes habíamos dejado
nuestras letras. Fernando Martínez presentó el libro con la humildad de quien
solo pasaba por allí, cuando ha sido el motor inicial y el que ha llevado hasta
el final el logro de este libro que suma tantas ilusiones individuales. Pero es
cierto que en él han colaborado muchas personas sin las que no hubiera sido
posible esta publicación como Rubén Rojas Yedra, nuestro corrector de estilo, y
todos los que aportaron su mecenazgo a que este sueño se convirtiera en
realidad.
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Descubrimos la faceta de actor de Pedro Herrero |
Apareció también en escena
PedroHerrero, un auténtico showman, ¡este hombre sube al escenario y se transforma!
Habló con la calavera como un auténtico Hamlet, encarnó a otros Hamlets más
actuales y nos deleitó con un pupurri de versos encadenados de grandes poetas:
Espronceda, Machado, Becquer y tantos otros…
Por último, el plato fuerte del
acto: “Despojadas”, la obra de teatro de
Miguel Ángel Flores, escrita
especialmente para la ocasión e interpretada por María Lesmes y Julia Mora.
Las dos actrices dan vida a dos mujeres en camisón, a punto de echarse a la
cama, en ese momento de la noche que invita a las confidencias y cotilleos. En
esas confidencias nos van contando: “Me dijo Fulanito…” y ese Fulanito es el
autor del micro que cuentan a continuación, incluido en el libro despojos del
Rec. La obra enlaza perfectamente unos micros con otros y la interpretación de
María Lesmes y Julia mora fue magistral.
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Las dos Despojadas, fotos de Pedro Rovira |
Probamos la cerveza Moritz —qué buena, buenísima— y todo se precipitó de repente porque había que cenar, los
que se habían apuntado a la cena en este mismo recinto de cervezas Moritz
desaparecieron rumbo al comedor y siento no haberme despedido de muchos de
ellos, pues mi idea era reunirme después de cenar, pero al final me pudo el
cansancio y me retiré con la familia a dormir. Otros también cenaron
por los alrededores y luego se juntaron para la coctelera final.
Como no pude despedirme de vosotros
con besos y abrazos de verdad, allá van ahora mis besos y abrazos virtuales,
que no por falta de materia son menos sentidos. Y un enorme brindis por todos
los que no pudisteis venir, pero que estuvisteis en nuestros corazones.
Una completa crónica tenéis en
Internacional Microcuentista, de la mano de Laura Garrido, que ha efectuado un resumen completísimo de la jornada, aunque seguramente ya la habréis leído.