Ya ha pasado todo Junio. Se ha acabado el cole, y hasta nos hemos ido de vacaciones, una escapada a Londres. Cinco días intensos, pateando la ciudad de Peter Pan, aunque nos hubiera gustado más volar con el polvo de las hadas para no sentir los pies molidos cada tarde… Claro que también volamos un poco: subidos en el London Eye paseamos nuestros ojos por todo Londres, desde la cápsula de esa noria gigantesca pudimos contemplar las casas del Parlamento con su Big Ben cantando las horas, Westminster, el Buckingham Palace, St. James´ Park, el County Hall, el Támesis y sus barcos para turistas, Londres a vista de pájaro.
También estuvimos en Legoland Windsor y disfrutamos del miniland, donde están reproducidas muchas ciudades del mundo con los ladrillos de lego. París con su Moulin Rouge, Sacre Cour, Mont St Michael, Amsterdam y sus canales, Londres (el Támesis, London Eye, Buckingham Palace con su guardia real), Dinamarca, Verona… ¡Echamos en falta algún rincón de España! Estos ingleses no conocen las maravillas de nuestro país…
En Windsor es magnífico su castillo y cruzando el río nos acercamos a Eton College y nos cruzamos con sus estudiantes vestidos con los uniformes de levita negra y camisa blanca. Era todo muy, muy inglés, precioso y en esas calles con macetas colgantes llenas de flores y las casas bien pintadas y decoradas con vigas de madera oscura, y sus ventanas a cuadritos, teníamos la sensación de estar dentro de un cuento.
En Camden Lock descubrimos su populoso mercadillo, montones de tiendas curiosas y de fachadas llamativas y puestos ambulantes por todos los lados. Comimos en los puestos de comida china y africana e italiana… Una mezcla de olores y sabores, gente curioseando como hormigas de un sitio a otro. Un paseo desde allí en barco por el Regent’s canal, hasta Little Venice, con sus preciosas casas flotantes (cuando las vi me acordé de una novela de Enyd Blynton de cuando era niña, donde los protagonistas arreglaban una casa flotante abandonada para pasar sus tardes de verano y siempre he soñado con pasar unos días en una de ellas).
También jugamos con las ardillas de Hyde Park y les dimos de comer cacahuetes y galletas. Y cuando por fin encontramos a los majestuosos pelícanos, al salir del parque de St. James, no los alimentamos, pues eso decía el cartel: "please do not feed the pelicans". Pero las palomas se comieron las palomitas (de maíz) y los patos los cacahuetes y las ardillas acabaron con nuestras galletas…
Y he dejado para el final los museos. El British Museum con su impresionante colección de Egipto (sí, con momias y sarcófagos y esfinges) y la zona de Mesopotamia y Asiria, que es casi más impresionante todavía. También vimos Japón y el traje y las armas de los samurais y por último, todos los frisos del Partenon de Atenas (los ingleses siempre llevándose lo mejor de cada sitio).
Por último, el maravilloso National History Museum, en el que nos encontramos con los dinosuarios y el esqueleto completo de una ballena (la tienen colgada en una sala enorme e iluminada con luz natural, debajo está la reproducción a tamaño real de la ballena) en ese precioso edificio tan bonito por dentro y por fuera, decorado con rosetones con cabezas de animales y flores… Un sitio para soñar con todos los animales del mundo.
En Londres puedes encontrarlo todo: momias, una tienda de juguetes de siete pisos (Hamleys), comida india, china, japonesa…, fósiles, teatros con espectáculos musicales, tiendas de ropa gótica, zapatos floreados de caballero, casas flotantes... Una maravillosa ciudad para el recuerdo y para volverla a visitar.
En Londres puedes encontrarlo todo: momias, una tienda de juguetes de siete pisos (Hamleys), comida india, china, japonesa…, fósiles, teatros con espectáculos musicales, tiendas de ropa gótica, zapatos floreados de caballero, casas flotantes... Una maravillosa ciudad para el recuerdo y para volverla a visitar.
Volando a casa... ¡Snif! Todo lo bueno se acaba...