lunes, 20 de junio de 2011

Salvado por el vendaval

Hubo una vez un vendaval que se llevó sombreros, paraguas vueltos del revés, puertas y ventanas, árboles, se llevó semáforos y calles enteras. En la escuela, el tejado salió volando y detrás de él, las palabras del cuento que la maestra estaba contando. Arrastró también a los niños, la maestra no pudo retenerlos. Cuando terminó el vendaval, cada uno de los niños había atrapado una palabra del cuento y fueron dejándolas caer sobre el pueblo. La maestra las recogió en una cesta: abuelita, feroz, Caperucita, lobo… Al reconocer las voces de sus niños, alzó sus ojos al cielo y los divisó: los niños estaban colgados de las nubes. Entonces llamó al profesor Beatle, el entomólogo, y éste fue rescatándolos a todos con su cazamariposas. Sólo hubo uno que no quería bajar: se había tragado la escopeta del cazador, para que no mataran al lobo…

* * * * *

Mi contribución al Vendaval de micros 19.jun.2011

domingo, 19 de junio de 2011

Vendaval de micros

Esta tarde...

Coged fuerzas...

Juntad palabras...

Y echadlas por la ventana...

Soplad bien fuerte, llegarán a todos los tincones del mundo...

Preparados...

Listos...

 ¡A soplar!

Vendaval de microrrelatos, 2011

¡Ayyy... aún tengo que terminar mi micro!

sábado, 18 de junio de 2011

Fiesta del español

Hoy es el día del español. Quinientos millones de hablantes en todo el mundo. Allá por los años 80 había un programa de televisión que se veía en todos los países de habla hispana, se llamaba 300 millones, porque entonces ese era el número de hispanohablantes en el mundo. En treinta años la cifra ha crecido y mucho. Todos eligen su palabra favorita y sueltan la lluvia de palabras en esos globos que en vez de caer, como la lluvia de verdad, ascienden al cielo para llevara hasta las nubes las palabras que nos unen, las palabras que nos aman, las palabras que nos dan la libertad.

Nuestra amiga Sara, en su blog de Palabras preci(o)sas, tiene un joyero donde podemos dejar nuestra palabra preciosa guardada en él. De vez en cuando me gusta pasar por ese joyero y abrirlo, y escuchar esas hermosas palabras que acarician mis oídos. Deja tú también tu joya en esa cajita y disfruta de las palabras escritas, leídas, pronunciadas, habladas, contadas... Compartamos nuestras palabras, intercambiémoslas, juguemos con ellas. Para contar historias, para comunicarnos, para enamorarnos. El lenguaje sirve para todo. La palabra es el único tesoro que comparten ricos y pobres, un tesoro del que nadie nos puede nunca privar.

jueves, 16 de junio de 2011

Luna después del eclipse

Foto de Pedro Rovira. 15 de junio, 2011

Eclipse de Luna



Foto de Pedro Rovira

Cuando Tierra se interpone entre Sol y Luna, su palidez de polvos de arroz se transmuta en un rubor vergonzoso. ¡Quita de en medio Tierra, que no me dejas ver a Luna!, protesta Sol. Pero Tierra se demora, le gusta hacer sombra a Luna, rodearla de misterio y esconderla de Sol, que no pueda tocarla con sus rayos. Por unos minutos Tierra tiene a Luna para ella sola, y el rey Sol se queda con un palmo de narices. A Luna también le gusta esconderse detrás de Tierra y enfadar a Sol un poco. Al fin y al cabo, Tierra es quien siempre la ha atraído con su colorido azul de ensueño y por ello Luna no quiere dejar de dar vueltas alrededor de ella.

16 de junio, 2011

martes, 14 de junio de 2011

De siete en siete

foto de Pedro Rovira



A simple vista parecía que aquel día no iba a terminar nunca. Como siempre que estaban juntos, las horas se estiraban para hacerles un hueco donde acurrucarse, amarse, disfrutarse, sentirse. Cada siete años se encontraban, no sabían dónde pero sí el día exacto en que ocurriría. Vagando por la ciudad por los sitios habituales o inhabituales, sus pasos se cruzarían al doblar la esquina o a la sombra del plátano del parque o en la papelería: estaba escrito en sus destinos que sería así. Hoy el reencuentro se había producido en un café de la plaza. Ella había pedido un té, él un capuchino.  Siete años más, siete dolores nuevos en los huesos, setenta y siete inviernos a la espalda, setecientas arrugas de vida, pero la misma sonrisa en los labios, con siete dientes menos. Después vendrían siete lagunas sin verse, pero no pensaban en eso, solo disfrutaban de aquel día interminable que el destino les regalaba. Había sido siempre así, desde que se conocieron en el parque a los siete años, pescando ranas en el estanque. Y luego a los catorce, el primer beso en el portal de su casa. A pesar de la elasticidad inagotable de aquel día, ella percibió un amargor excesivo en el té y al añadir azúcar tuvo la certeza de que su decimoprimer encuentro iba a ser el último. No dijo nada, pero él también lo sabía. Cuando al anochecer se dieron el beso de despedida, la luna salió para anunciarles que su tiempo había concluido.

* * * * *
Relato para el cuarto juego del vendaval de micros. Había que escribir el corazón de un relato que empezara por: A simple vista parecía...
y terminara con: ....su tiempo había concluido.


domingo, 12 de junio de 2011

Bolea, Feria de la Cereza

Hoy hemos estado en



En la Feria de la Cereza
 


Cerezas...




y más cerezas...


...y cerezos cargados de cerezas...


Y las artesanas del  encaje de bolillos



Mmmm... ¡Qué ricas están las cerezas de Bolea!




sábado, 11 de junio de 2011

El origen de los unicornios

Eran tres hermanos. Juntos, inseparables, galopaban todas las noches en las tinieblas del bosque Oscuro. Eran unicornios blancos, su cuerno dorado iluminaba su camino con el brillo del sol de mediodía. Habían nacido al despuntar el alba para convertirse en criaturas de la noche. El mayor tenía ojos de castaña y crines de hojas secas con olor a tierra húmeda. El mediano, con sus ojos verde esmeralda y sus crines de brezo, sembraba la primavera allí por donde pisaban sus cascos en el mes de abril, su aniversario. El menor tenía los ojos tan azules que al mirarlos uno se sentía inundado por el mar. Su madre había muerto al nacer éste, pero la princesa encontró una yegua adoptiva que lo amamantó. Entre la yegua, sus hermanos y la princesa, sacaron adelante a aquel potrillo de ojos y crines azules, que cabrioleaba con sus frágiles patas mordiéndoles la cola a sus hermanos. En sus ojos estaba escrito que él los guiaría hasta sus orígenes.

Cuando creció, su fuerza se igualó a la de sus hermanos. Detrás de ellos, galopaba sin perder el aliento por el bosque. A veces, la princesa cabalgaba sobre él. La princesa supo que estaba preparado una noche en que la luna llena tocó con sus rayos su cuerno dorado y le arrancó destellos de plata y azul cobalto. Partieron esa misma noche. A la cabeza iba ahora el de los ojos azules con la princesa cabalgando sobre su lomo. Los escoltaban en pareja el marrón y el verde. Viajando por las noches, durmiendo por el día, recorrieron páramos fangosos, llanuras desoladas, subieron montañas de afiladas cumbres que querían tocar las estrellas. Por fin llegaron al fin del viaje: el mar se extendía ante sus ojos. Contemplaron unos instantes sus aguas oscuras plateadas por la luna. Los cuatro inclinaron la cabeza a modo de reverencia hacia la luna y se lanzaron al galope dentro de sus aguas. Cuando la espuma de las olas los envolvió, los unicornios se convirtieron en narvales blancos de cuernos dorados. Y al juntar los tres sus cuernos, alzaron sobre el mar a la princesa convertida en sirena.


* * * * *

Este cuento está escrito para participar en el segundo juego del Vendaval de micros.

miércoles, 8 de junio de 2011

Burbuja

(Pincha en la foto para ampliar)

Universos paralelos



En un instante, con el simple roce de un dedo, un universo se rompe. La perfección redonda y transparente estalla en miles, millones de gotas brillantes que se expanden y transforman. Ese universo está dentro de otro en el que la vida continúa, ajeno a la destrucción que ocurre en sus esquinas. Morki sabe que, en un abrir y cerrar de ojos, la vida y lo no vida se crean y se destruyen, aquí, allí y en el más allá. Con un telescopio interuniversal, Morki contempla la explosión del universo, el fin de una belleza efímera, la transformación de un cosmos en un microcosmos. No sabe lo que es una pompa de jabón, nunca ha visto un niño, sólo es un experto en universos paralelos. Se le ha hecho un nudo en el estómago o en lo que sea que tiene dentro de sí y que se encoge cuando ve algo que le emociona. No sabe que enseguida, otra bola redonda surgirá y un niño la volverá a explotar. Cierra su telescopio, inquieto. La luna entonces se asoma con timidez en nuestro universo, con la certeza de que él ya no puede verla. 

lunes, 6 de junio de 2011

Aniversario






Le he regalado una flor. Y él me ha regalado un beso. Como hace diecinueve años. El día D a la hora H, fue el desembarco de Normandía. Ese también fue nuestro día, yo desembarqué en su corazón, él desembarcó en el mío. Nos habíamos conquistado los corazones antes, pero aquel día los unimos delante de nuestras familias, de nuestros amigos y de un juez de paz bastante soporífero, por lo que comentaron nuestros invitados, pues yo no me enteré de nada de su discurso. Seguimos juntos, después de tanto tiempo. Nuestro amor no se seca, florece. Florece en nuestros hijos, en nuestras sonrisas, florece cuando nos ayudamos el uno al otro. Florece cuando discutimos, en las reconciliaciones. Lo regamos todos los días, por supuesto. Y lo celebramos siempre que podemos, con un buen vino. Hoy tiene que haber champán. Champán y fresas, porque según los adolescentes de la clase de mi hija, esos son ingredientes fundamentales para hacer bien el amor. Eso y el respeto, el cariño y las caricias. Los adolescentes saben, saben mucho. Me voy a comprar las fresas. Él, que traiga el champán. Lo demás siempre lo ponemos a medias.

6. Junio. 2011 - Desembarco de corazones

domingo, 5 de junio de 2011

Vendaval

El viento está cambiando...

Sopla fuerte... Muy fuerte...

¿Viene del norte o del sur?

No, no es Mary Popins la que viene volando con su paraguas...


¡Son los cuentistas que soplan un vendaval  de micros desde todos los rincones del mundo!

¡Ve cogiendo aire para soplar!


Pincha para ver más información


jueves, 2 de junio de 2011

Papá rana

Dibujo de Juanlu



A papá, mamá lo convirtió en rana
casi nada más conocerle.
No fue un castigo, no.
A mamá le gustaban las ranas,
pero todas se le escapaban.

Cuando vio a papá
pensó que aquel hombre
sería una rana perfecta.

Si una bruja quiere una rana de compañía,
no le sirve cualquier hombre.
Tiene que ser cariñoso,
que sepa jugar y bailar,
que sea listo, muy listo
para poder conversar,
que le guste la montaña y el mar,
y la noche con sus estrellas.

Papá era todo eso
y mucho más.
(Bueno, bailar no bailaba muy bien,
pero al menos, nunca le pisó un pie…).

Mamá, con sus palabras mágicas,
en rana lo convirtió.
Era rana algunos ratos
para saltar y nadar.

La rana saltaba y saltaba
alrededor de mamá.
y le hacía cosquillas
y reír sin parar.

A papá le gusta ser rana
porque nada un poco mal,
y solo convertido en rana
puede el río cruzar.

También papá hechizó a mamá.
Sin sortilegios, ni filtros de amor,
solo con sus propias palabras
y su manera de mirar.
Salto tras salto
le dio ternura y amor.

Papá nunca fue mago
ni nunca lo será,
pero su amor hizo magia
en el corazón de mamá.

La historia de Beso y Amor

Marta tenía una caja llena de palabras. Por fuera tenía letras, mayúsculas y minúsculas. Cuando levantaba su tapa, dentro no se veía nada, solo aire. El aire soplaba de dentro a afuera y en cada bocanada una palabra se hinchaba.


Había palabras hermosas como rosa o amapola o bienvenido.

Había palabras divertidas como

traviesa, birlibirloque, tararí, chuli o chin-chín.

Había palabras de miedo como

pánico, trueno, tenebroso, tumba…

Había palabras grandes como montañas:

rascacielos, paralelogramo, espantapájaros..

Había palabras pequeñas como pulgas

té, ay, tu

Había palabras, fuertes y poderosas, que podían con todo:

superhéroe, gigante, valeroso

Había palabras mágicas, que conseguían tus deseos:

¡Abracadabra!

Había palabras elegantes:

estilográfica, limusina

Era como un mundo con hombres grandes y pequeños, guapos y feos, gordos y delgados…

Palabras para todos los gustos, de todos los colores, de todos los sabores o que producían sinsabores.

Marta estaba contenta porque creía tener en su caja todas las palabras.

Marta sacaba sus palabras cuando las necesitaba y luego las volvía a recoger en su caja. Allí dormían y esperaban que volviera a llamarlas.

Pero un día perdió una palabra, una sola palabra, pero una palabra muy importante.

La palabra salió y echó a correr, en busca de algo, de alguien, de no se qué.

Marta comenzó a buscar su palabra muy preocupada.

Amor se había ido. A buscar amores, a encontrar amantes, a enamorar, a amar sin barreras ni impedimentos.

Marta preguntaba a la gente:

- ¿Habéis visto a Amor?

Y le contestaban:

- El amor no se ve, se siente en el corazón.

Y otros decían:

- Has perdido a tu amor… Pobrecita, llora, llora sobre mi hombro.

O:

- Amor que se va, suspiro que viene.

Y Marta lloraba, sí, pero Amor no volvía.

Marta pensó que tenía que haber alguna palabra que hiciera volver a Amor.

Abrió su caja de palabras y comenzó a rebuscar. Sacó a:

amante, mamá, princesa...

En el fondo encontró a Beso que se escondía para que Marta no lo pudiera sacar.

Pero Marta sacó a Beso de la caja y lo hizo flotar en el aire:


  ... B
               E
                        S
                                    O ....

Beso quería esconderse de nuevo en la caja. No quería que Amor le viese.

Beso había discutido con Amor y por eso Amor se había marchado. Como Marta había cerrado la caja y no podía volver a ella, Beso decidió esconderse entre las nubes.

Así fue como Marta perdió a Amor y también a Beso.

Amor oyó a Beso que protestaba pues quería volver a la caja de las palabras. Si Amor estaba ahí fuera, él prefería volver a la caja. Amor se acercó a Beso de puntillas, sin hacer ruido. Pero Beso lo sintió y se encaró a él.

- ¡No quiero volver a verte!

- ¿Por qué dices eso? Ven con Amor, Beso mío - le dijo Amor. - Te necesito.

- No, no y no, le contestó Beso – Me necesitas para tus conquistas... Quiero ser libre, para ir donde me plazca.

- Pero a quién vas a dar más besos que a Amor. Debes venir conmigo. El Beso debe vivir con Amor.

- ¿Y quién ha dicho eso, sabihondo?

- Amor lo dice.

- ¿Y Beso, no tiene nada que decir?

Y Amor y Beso comenzaron a discutir. Y Amor se parecía cada vez más a Odio y Beso, a Escupitajo.

Marta escuchó a Amor y a Beso. Amor y Beso tenían muchas palabras horribles que decirse. “Egoísta, Miserable, Imbécil, Embustero... Cada vez que Amor y Beso abrían la boca, más palabras feas había fuera de la caja de Marta. Y las palabras, aunque eran palabras que venían de Amor y de Beso, en vez de unirlos, los separaban cada vez más. Hasta que hubo un mar de palabras entre Amor y Beso. Y Marta flotaba en aquel mar revuelto por la tormenta, mareada.

- ¡Callad un poco! - gritó Marta, desesperada. - No me extraña que Beso no quiera volver a verte, Amor. Y Beso, tampoco me extraña que Amor saliera de mi caja para huir de ti, con esas palabras despreciables que os dedicáis.

Y Marta continuó:

- Algún día os daréis cuenta de que no puede haber Amor sin Beso, ni Beso sin Amor. Solo juntos tenéis un porvenir dichoso. Un beso en el aire, libre y sin destinatario es el sonido triste de una canción que no va a ser escuchada por nadie. Un amor en el aire, solo e infeliz, no tiene donde asirse, se escapa con el viento. Pero cuando Amor y Beso vuelan juntos por el cielo, los pájaros trinan a su paso, las campanas suenan con alegría, un olor a primavera se extiende en pleno invierno, calentando el aliento de la nieve...

Amor se quedó mudo. Beso, también. Marta tenía razón: había que dejar hablar a sus sentimientos, que no tenían ni necesitaban palabras.

Marta recogió las palabras de nuevo en la caja. Las palabras feas, las palabras sucias, las barrió con la escoba al recogedor. Las palabras hermosas, las que ella había pronunciado, las envolvió en su pañuelo de seda y las guardó también en la caja. Todas, menos Beso y Amor volvieron a su hogar de letras.

Beso se puso colorado como un tomate. Estaba avergonzado por todo lo que había dicho a Amor.

Amor bajo la cabeza, ¿cómo había podido ser tan despreciable?

Beso envolvió a Amor con sus labios carnosos y Amor le correspondió con sus brazos cálidos y amorosos.

Así, uno dentro del otro, volvieron juntos a la caja de Marta. Y desde entonces están juntos y cuando salen de la caja, Amor da besos a Beso y Beso da amor a Amor.

* * * * *

Este es un cuentito antiguo que encontré por ahí perdido y del que ya casi no me acordaba...