En la ciudad, huele a primavera enlatada.
sábado, 31 de mayo de 2014
Mantra religioso
No pueden evitar
asomarse en cuanto salimos a pasear por el bosque, curiosos y anhelantes, pero
enseguida echan a correr como conejos, como si no estuvieran deseando saborear
la canela de nuestra piel. Siempre logramos cazar una docena: no solo los que
no corren demasiado, también el hombretón babeante ante nuestros pechos
desnudos, incluso algún osado Apolo cuyos ojos
nos dicen que pretende disfrutar de nosotras y luego escapar. Por la
noche comemos y bebemos, la música de los tambores nos incita a un salvaje
placer y los hombres responden bajo nuestros cuerpos olvidándose en ese momento
infinito de su destino. Los acariciamos, los besamos, los poseemos con la
delicadeza de las hadas y con los zarpazos de las panteras; las pócimas y los
ungüentos hábilmente aplicados consiguen encender de nuevo su deseo y recuperar
su potencia sexual para que sigamos amándolos durante toda la noche. Y una vez
abandonados, exprimidos y exhaustos, en ese paréntesis de la vida que queda
suspendido en el aire y se confunde con la muerte más dulce, la mano de las
sacerdotisas ejerce su poder sagrado, y los despojan de su último aliento con
un beso y una daga que les roba el corazón.
* * *
Con este relato participo este mes en esta noche te cuento. Podéis verlo por allí aquí
jueves, 29 de mayo de 2014
Crónica de la IV Microquedada, Barberá del Vallés-Barcelona
Sábado, 17 de mayo, 2014
La llegada a Barberá de un grupo de microrrelatistas, foto de Ximens, mejor dicho, cámara de Ximens y foto de Antonio, el marido de Mar Horno |
Una ola de microrrelatistas tomó
Barberá del Vallés el sábado 17 de mayo. Alrededor de la biblioteca Esteve Palucie,
la emoción de los primeros encuentros y reencuentros se materializó en abrazos,
besos y conversaciones animadas. De la mano de Guri y siguiendo las huellas del
dinosaurio, los cuentistas alcanzaron las estanterías de la biblioteca donde
reposan los libros de microrrelatos y se lanzaron ávidamente sobre sus páginas, entusiasmados de disfrutar de aquel tesoro.
Mar Horno atrapa al dinosaurio |
Inés Andrés Suárez, catedrática de
literatura y antóloga del libro “Antología del microrrelato español, 1906-2011” no pudo acudir a su
conferencia programada, debido a una huelga de controladores aéreos, pero en su
lugar, Ginés Cutilas estaba esperando a los microrrelatistas en la sala de
conferencias, donde había escondido en el armario a su koala. El pobre Ginés
había perdido la voz, pero encontró a un perfecto secretario, Xesc López, que prestó
sus cuervas vocales para la lectura de micros y decálogos de escritores. A
pesar de sus dificultades, Ginés nos deleitó con sus micros llevados al cine,
pudimos ver el paso de la palabra a la imagen en dos cortometrajes: “Un Koala
en el armario” —de elaboración propia de Ginés Cutillas— y “Once metros”. El
tercer microrrelato “Falsas notas” pudimos escucharlo en la voz de Xesc, pero
el corto inédito que habían realizado a partir de él un equipo de producción
griego se obstinó en permanecer oculto, con la colaboración inestimable del
ordenador (la informática puñetera siempre haciendo de las suyas).
Ginés Cutillas y su secretario Xesc López |
Albert Tugues |
Para terminar el acto, tras la lectura y
comentario por parte de Ginés Cutillas de decálogos de Horacio Quiroga, Gabriel
García Márquez, Augusto Monterroso, Andrés Neumann y del propio Ginés, este
último propuso un debate sobre la necesidad de reglas en la literatura o si
debíamos considerarla totalmente libre. En realidad, los decálogos tienen mucha
parte de ironía, una buena dosis de experiencia y un resumen de lo que le
funciona a un escritor cuando se sienta ante la página en blanco (o ante la
página por corregir y recorregir). Las reglas a mi entender no pueden limitar
el arte, pueden servir de guía, pero sin libertad no habría evolución en la
literatura ni en ningún arte, ni existiría un estilo propio de cada escritor.
Utilicemos las reglas como orientación, utilicémoslas para saltárnoslas,
creemos nuestras reglas personales. Si establecemos y aplicamos rígidas reglas podemos crear un robot
que escriba historias presumiblemente perfectas, ya existen editores informáticos de este tipo.
Pero como a todo robot, les faltará alma. Con lo fácil que me ha sido escribir
esto, y allí no abrí la boca… No hubo demasiada participación en el debate, aunque
se planteó también la necesidad de la formación de los escritores, si son o no
necesarios los cursos, la importancia de los principios en los relatos
(contrariando a García Marquez) y también la importancia de los títulos en los
microrrelatos… Tampoco el tiempo dio para mucho más, ya era la hora de comer…
La comida se celebró en el centro
cívico de Barberá del Vallés, promovida por el ayuntamiento; la concejala de
cultura estuvo presente en todos los actos del día. Ensalada, butifarrada y
crema catalana nadando en caramelo…
Compartí comida y charla sobre todo
con mis amigos hacia la derecha: Jesús Esnaola, Ginés Cutillas, Susana Camps y
Marta López, a quien me encantó poder conocer un poquito más, pues no había
coincidido en otras ocasiones con ella. Volvimos a charlar sobre literatura,
sobre la ayuda de una formación para el escritor, pero que nadie crea que un
curso de escritura creativa da como resultado a un escritor: un buen profesor,
un buen curso, nos proporcionarán las herramientas y una cierta práctica para
manejarlas, pero después de eso hay que poner algo más. Quizá la gente piense
que como todos aprendemos a escribir, no hace falta un cursillo, aunque
escribir bien no lo hace cualquiera. Como resumen, la pregunta clave la dejó en
el aire Ginés Cutillas: “¿Cuántos escritores de novela malos conocéis? ¿Y a
cuántos escritores de microrrelatos malos conocéis?”. Es cierto, quizá
cualquiera nos atrevemos a escribir un microrrelato…
A mi izquierda, hice menos caso a mis
amigas Ana Martínez, Mei Morán, Laura Garrido y Marina de la Fuente, ¡pero es
que no se puede estar a todo!
Mei Morán sabe muy bien la solución
a esta adivinanza:
“¿En qué se parece una camiseta a una libreta?”
Laura Garrido y Mei Morán |
“¿En qué se parece una camiseta a una libreta?”
Mei, en cuanto me vio, sacó su
libreta del bolso, arrancó la primera página que había escrito y ¡me la regaló!
Ahora tengo en mi casa a estas primas hermanas: la una en mi armario y la otra en
mi bolso, y cuando se juntan, sonríen seductoras con muchas boquitas pintadas.
Lo que no sabe Mei es que colecciono libretas bonitas, y que, como toda escritora, llevo una en el bolso para anotar todo eso que pasa por mi cabeza en cualquier
momento del día. Esta libreta nueva la guardo para mi diario de viaje de este verano.
Y es que siempre que vengo a
Barberá alguien me regala una libreta, si no que se lo digan a Mónica Sempere,
que también me obsequió el septiembre pasado con otra libreta (que ya he
terminado de cabo a rabo) con una ilustración preciosa de su librería Diarium.
Leyendo mi caja de Pandora, foto de Jams |
Yo llevé una caja de Pandora con un
contenido muy especial, que se marchó con la simpática Eva García, y me traje otra caja, “Solo amigos”, de Manuel
Rebollar Barro, con esa fusión entre las palabras y la imagen adecuada que
caracterizan sus intervalos. Hubo tuneados para todos los gustos, de todos los
colores, de muchos olores y donde las palabras eran siempre las protagonistas.
Mi caja de Pandora, para abrirla y leer su contenido, pincha en la foto |
"Solo
amigos", de Manuel Rebollar, para ver su tuneado, pincha en la foto.
|
Tras la comida, corrimos al otro
rincón del microrrelato de Barberá, la microlibrería Diarium, de Fernando Martínez
y Mónica Sempere. Y es que el dinosaurio ha ido dejando en esta población sus
huellas firmemente marcadas. En este espacio se amalgaman armoniosamente las
revistas, con los micros, con los libros infantiles, con los carteles de Mónica y
Fernando, con los talleres de comic y de microrrelatos, con las fotografías,
con el arte en general. Allí nos dieron a conocer sus libros Mar Horno y Pedro SánchezNegreira, presentados por Mónica Sempere y Javier Ximens, con lectura de micros
de sus respectivos libros “Precipicios Habitados” y “Verde como el hielo”, en la
que participó también Elysa Brioa. En este acogedor espacio escuchamos sus
micros, volvimos a charlar con amigos, por fin acudió Pedro Herrero que no
había podido venir antes por una comunión —vamos a tener que elegir otro mes
para las microquedadas, mayo tiene demasiados compromisos familiares—, conocí a
Carles Quilez, con Iván Teruel tuve una interesante conversación sobre la
dificultad de escribir una novela, conseguí mi ejemplar de “Precipicios
Habitados” de Mar Horno (con dedictoria, claro), “Verde como el Hielo” ya
me lo había firmado por la mañana el gran Pedro; saludé y conocí brevemente a
Miguel Jiménez Salvador —qué lástima no haber hablado más contigo, Miguel—….
El tiempo pasó deprisa deprisa, y a
las siete y media corrimos a coger el autobús que nos llevaría al acto final de
la microquedada: la presentación del libro colectivo “Despojos del ReC”, en
Barcelona, en cervezas Moritz —patrocinadores también de este proyecto—. En el autobús, charleta sobre libros leídos con Marina de la Fuente, Ana Martínez Blanco y Mei Morán, ahí tuvimos de todo desde el clásico "Nada" de Carmen Laforet, pasando por best sellers como "El tiempo entre costuras", "Juego de tronos", y también los cuentos de Javier Tomeo... y muchos más que no me acuerdo.
Antes de entrar en Cervezas Moritz, con ganas de ver un sueño hecho realidad. Foto de Ana Fuster |
El ibro de "Despojos del ReC" debe su publicación a
Fernando Martínez, que ha sacado adelante el sueño de un montón de participantes
en el concurso semanal de cadena ser “Relatos en cadena”, que semana tras
semana dejaban sus palabras en un cesto que se perdía en la nada. Fernando
propuso que nos despojáramos de cinco de nuestros relatos enviados a concurso
que no hubieran sido seleccionados, y por votación de los participantes en este
proyecto elegiríamos los tres mejores relatos de cada uno. A través de Facebook
se fue gestando este sueño, leyendo y votando nuestros relatos semanalmente.
Como resultado, este maravilloso dinosaurio relleno de despojos de setenta
autores, ilustrado por otros setenta ilustradores que consiguió convocar también
Fernando.
Una gran emoción asistir a la
presentación en sociedad de este libro en el que muchos de los presentes habíamos dejado
nuestras letras. Fernando Martínez presentó el libro con la humildad de quien
solo pasaba por allí, cuando ha sido el motor inicial y el que ha llevado hasta
el final el logro de este libro que suma tantas ilusiones individuales. Pero es
cierto que en él han colaborado muchas personas sin las que no hubiera sido
posible esta publicación como Rubén Rojas Yedra, nuestro corrector de estilo, y
todos los que aportaron su mecenazgo a que este sueño se convirtiera en
realidad.
Apareció también en escena PedroHerrero, un auténtico showman, ¡este hombre sube al escenario y se transforma!
Habló con la calavera como un auténtico Hamlet, encarnó a otros Hamlets más
actuales y nos deleitó con un pupurri de versos encadenados de grandes poetas:
Espronceda, Machado, Becquer y tantos otros…
Por último, el plato fuerte del
acto: “Despojadas”, la obra de teatro de Miguel Ángel Flores, escrita
especialmente para la ocasión e interpretada por María Lesmes y Julia Mora.
Las dos actrices dan vida a dos mujeres en camisón, a punto de echarse a la
cama, en ese momento de la noche que invita a las confidencias y cotilleos. En
esas confidencias nos van contando: “Me dijo Fulanito…” y ese Fulanito es el
autor del micro que cuentan a continuación, incluido en el libro despojos del
Rec. La obra enlaza perfectamente unos micros con otros y la interpretación de
María Lesmes y Julia mora fue magistral.
Las dos Despojadas, fotos de Pedro Rovira |
Probamos la cerveza Moritz —qué buena, buenísima— y todo se precipitó de repente porque había que cenar, los
que se habían apuntado a la cena en este mismo recinto de cervezas Moritz
desaparecieron rumbo al comedor y siento no haberme despedido de muchos de
ellos, pues mi idea era reunirme después de cenar, pero al final me pudo el
cansancio y me retiré con la familia a dormir. Otros también cenaron
por los alrededores y luego se juntaron para la coctelera final.
Como no pude despedirme de vosotros
con besos y abrazos de verdad, allá van ahora mis besos y abrazos virtuales,
que no por falta de materia son menos sentidos. Y un enorme brindis por todos
los que no pudisteis venir, pero que estuvisteis en nuestros corazones.
***
Una completa crónica tenéis en Internacional Microcuentista, de la mano de Laura Garrido, que ha efectuado un resumen completísimo de la jornada, aunque seguramente ya la habréis leído.
martes, 20 de mayo de 2014
Solo amigos, de Manuel Rebollar
Y este fue el genial micro tuneado de Manuel Rebollar que ahora tengo en mi estantería. ¿A que es una chulada? Si no veis bien el texto, pinchad en la foto para ampliar.
La verdadera historia de la caja de Pandora
Mientras voy preparando una crónica de la IV Microquedada aquí tenéis mi micro tuneado para la ocasión. Cuando una caja de PAndora se abre ya no puede volverse a meter en ella su contenido... Le tocó en suerte a Eva García, que ahora tiene esta cajita abierta en su casa, y derramando sin cesar... Pero mejor os cuento el cuento, ¿no? Y véis la foto final...
La verdadera historia de Pandora
La hermosa caja de lapislázuli lucía con brillo de estrellas en el altar
de la casa, convocando a dioses y a humanos. Aquella caja había pasado de
padres a hijos en la familia de Zais. Este había prohibido a su esposa Pandora
acercarse a ella; no debía abrirla jamás, pues solo sus antepasados y sus
descendientes habían sido designados por los dioses para colmarla de ofrendas. Si
cualquier otro la abriera, grandes males se desatarían por el mundo y harían
infelices a la humanidad eternamente. Pandora contemplaba a escondidas como
Zais se acercaba a la caja con las últimas luces del día, abría su tapa y
guardaba en su interior una sustancia etérea que ella nunca llegaba a
vislumbrar. Cuando la cerraba de nuevo, una sonrisa de la más intensa felicidad
se expandía placenteramente por el rostro de su amado. Este rito diario hizo
que la curiosidad de Pandora por aquella caja fuera en aumento. Ella también
quería disfrutar de su contenido, no podía haber nada malo en ella cuando Zais
expresaba ese inmenso gozo y beatitud al contemplarlo.
Así que una noche, cuando estuvo segura de que Zais estaba profundamente
dormido, se acercó con sigilo al altar y abrió la caja con mucho cuidado. A la
luz de la vela descubrió un racimo de palabras enredadas: colibrí, musgo,
laguna, arcoiris, saturnal, frambuesa, abalorio, enamoriscar, luna… Al ver la
caja abierta de par en par, las palabras, conscientes de su libertad, salieron
en tropel con una risa de cascabeles, cantos de pajarillos y relinchos plateados.
Desde aquella noche, en el mundo empezó a soplar el viento racheado de la poesía.
Gracias a Pandora, todos los humanos pudieron gozar de la locura de rimas y leyendas,
mientras el avaro Zais rabiaba en un rincón por haber perdido su gran tesoro.
viernes, 16 de mayo de 2014
Con los cinco sentidos y una gota de azar
Imagen de Marlous van der Sloot |
Tu lengua estaba
tierna, dulce y fresquita, jugueteaba con la mía a enredar amores y bailar
tangos bajo las farolas de la plaza. Los ojos se nos cerraron para sentirnos
más intensamente, era su íntima forma de colaborar en acercarnos el uno al
otro. Olías a masaje para después del afeitado, limpio y atrayente, la nariz no
podía dejar de unirse a la orgía desbordada. Las manos, esas sí que tenían faena:
en tu cintura, en mis nalgas, apretando un cuerpo contra otro, bajo mi vestido
vaporoso, haciéndote cosquillas detrás de la oreja, buscando tu entrepierna,
acariciando mis senos. Para redondear el momento, un coche se detuvo en el
semáforo con las ventanillas abiertas, y su música invadió la calle: “…bésame,
bésame muuuucho… como si fuera esta noche la última vez…”. Aquella fue para
siempre nuestra canción.
* * *
Hoy es viernes creativo en el bic naranja, ¿te apuntas a leer y escribir historias sobre este helado de Marlous van der Sloot?
IV Microquedada en Barberá del Vallés-Barcelona
Este año los microrrelatistas nos reunimos en Barberá del Vallés y Barcelona. Tenemos un programa muy completo, todo comienza en la microbilbioteca Esteve Paulize con una conferencia de Irene Andrés Suárez, especialista en este arte, después nos zamparemos una butifarrada, seguiremos con la presentación de los libros de microrrelatos de Mar Horno y Pedro Sanchez Negreira en la microlibrería Diarium y terminaremos con la presentación del libro "Despojos del ReC" en Barcelona.
¡Tengo ganas de ver a los viejos amigos otro año más y de conocer a los nuevos que participan este año!!!! Ya no falta nada para reunirnos.
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jueves, 15 de mayo de 2014
Primavera de relatos indignados 2014
Cada
mañana, nuestro pulcro ministro disimula las sombras bajo sus ojos con un
quitaojeras que roba a su mujer. Lee las noticias en su tablet mientras añora
los viejos tiempos de los periódicos en papel, cuando después del desayuno, y
tras su diaria defecación, se limpiaba el trasero con las páginas de las
miserias cotidianas y se libraba de ellas con un simple gesto: tirar de la
cadena. Ahora sale de casa y las miserias —el paro, las protestas juveniles de
los estudiantes sin futuro, las seniles de los jubilados, las exigencias de los
políticos europeos de caninos vampíricos— siguen agazapadas en su tablet y si
enciende la radio del coche también zumban en la voz de ese locutor que pincha
con su aguijón afilado. Claro que puede cambiar de emisora y escuchar las
alabanzas de sus amigos que le invitan a seguir por el buen camino, ese que
lleva sin rodeos a la bonanza de los paraísos fiscales y las benditas
corruptelas, con un final feliz en el que todos ellos comen perdices. Pero los
jóvenes están otra vez ahí, interrumpiendo el tráfico en la avenida, y también
los viejos con bastones alzados, y las palomas salen volando de estampida y se
le cagan en el parabrisas sin que lleve la puñetera escopeta… Añora tanto los
viejos tiempos, que dicta leyes que retornan al pasado y solo así se siente
seguro y en paz cuando vuelve a casa y se calza las zapatillas, aunque sus
ojeras vuelvan a asomar.
* * *
Un año más, los relatos indignados inundan la red en primavera en
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viernes, 9 de mayo de 2014
Viernes con historias. Un año de viernes creativos
Para Fernando Vicente
Nos reuníamos los viernes. Primero
Fer nos ponía una película o sacaba el álbum de fotos, o traía un dibujo que le
gustaba, o simplemente soltaba tres o cuatro palabras, lo que le apetecía…
Metíamos aquello en la batidora, le dábamos mil vueltas, le añadíamos un poco
de ron y de ginebra y vomitábamos nuestras resacas a golpes de bic naranja.
Podía ser un pez en una caja, unas
abuelas ciegas, monstruos elásticos, un autobús en la nieve, un ramo de rosas…
Cualquier cosa valía para estimular nuestras cabezas huecas. De ahí muchas
veces surgía el amor, ese que siempre nos sale tan bien, o el desamor en un
puño cerrado y rabioso; nos bañaba una ola de poesía y el erotismo nos erizaba
la piel. Anita llegaba siempre la primera, soltaba su bomba y una sonrisa, y a
su voz nos íbamos uniendo uno detrás de otro en una fiesta de palabras. Nos
gustaba ir allí, dejar nuestro borrón y pringarnos con los manchurrones de los
otros. Y cuando nos íbamos nos quedaba el sabor de las historias en el paladar
y en los oídos y el deseo de que llegara el próximo viernes.
Hoy nos toca brindar por esos
viernes creativos y por los que vendrán.
¡Felicidades a todos! Y sobre todo
al anfitrión, que pone la casa y las bebidas.
Gracias, Fer, por esos
viernes-musas que nos saben tan bien.
* * *
Hoy cumplen un año los viernes creativos de el bic naranja.
martes, 6 de mayo de 2014
Eterno girar
En la plaza del
Pilar, mientras los otros niños encorrían las palomas, a mí me gustaba girar
sobre mí mismo, con los brazos extendidos; ante mis ojos pasaban vertiginosos las
torres, el pórtico, la gente, los arcos de los porches, las sillas de los cafés
y a empezar otra vez: torres-pórtico-gente... Mamá me gritó:
—¡Para ya, que
te vas a caer!
Precisamente, al
detenerme, venía lo mejor: sentirse como un borracho, un pie aquí otro allá, la
cabeza que parecía querer escapar y los objetos que no cesaban de girar. Por
eso aquella tarde le pregunté a mamá si era yo quien daba vueltas o era el
mundo el que giraba alrededor de mí. Y ella, con una carcajada, contestó:
—El mundo gira
para ti, tesoro mío —y me dio en la
frente uno de esos besos que olían a nocilla y a agua de rosas.
Al crecer
descubrí, como Galileo, que ya el mundo no giraba para mí, sino que era yo
quien giraba para el mundo. Aun con todo, ella siempre siguió como un satélite sobre
mí, pendiente de mis caprichos, de mis errores, de mis desplantes, de mis
dolores, para criticarme y para aplaudirme. Una tarde la luna se la llevó y desde
entonces me asomo cada noche para verla girar a mi alrededor.
sábado, 3 de mayo de 2014
El ruiseñor
Imagen de Adam S. Doyle |
Despertar las
noches de luna nueva con los caninos afilados me conducía a la ejecución del consabido
ritual, con el despliegue de toda su parafernalia: la capa larga de cuello
alzado, las alas de murciélago recortadas contra el astro blanco, el aleteo feroz
que me transportaría como un rayo hasta mis víctimas. Pero si mi arte había
llegado a la verdadera perfección en el cumplimiento de sus objetivos, no había
sido por su práctica continuada durante siglos, sino gracias a la cuidadosa
preparación en la que me afanaba durante las noches previas. Me travestía en un
pequeño y delicado ruiseñor, que rondaba a las más bellas mujeres hasta el
amanecer. Al oírme cantar, ellas se asomaban a la ventana presas de un extraño
deseo que vibraba en sus labios y les escalofriaba las entrañas. La excitación provocada
en las damas iba en crescendo cada noche al compás de la luna. En el triunfo
del plenilunio, sin embargo, no había canto, el silencio las oprimía de tal
modo que la ansiedad secaba sus bocas ardientes, sus oídos anhelaban la voz del
amado y sus ojos brillantes buscaban en la blanquinosa noche al amante soñado.
Inquietas, desasosegadas, se acostaban, pero dejaban abiertos los postigos por
si aquel ruiseñor regresaba a besar sus labios, sus pechos enfebrecidos. Por las
ventanas abiertas de par en par penetraba mi alma joven y antigua al mismo
tiempo y las tomaba en sus lechos de princesas o campesinas, en sus cuellos mis
colmillos les insuflaban el amor eterno, mientras yo recolectaba la miel de su
sangre fresca y absorbía la lozanía que alimentaba mi inmortalidad.
* * *
Un nuevo viernes creativo en el bic naranja, a partir de una imagen de Adam S. Doyle.
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