Por fin consigo subir algo por aquí, odio a Orange, desde el viernes 13 sin conexión... ¿Será el maldito viernes 13?
|
Los pétalos de la rosa... Los que no se ven están dentro de la librería. |
La fábula...
Hubo una vez un encuentro muy especial. En Madrid, en las Tres rosas amarillas, se reunieron microrrelatistas del mundo de la blogosfera. Como pétalos de rosa se unieron en un círculo y fueron deshojando sus relatos, entre aplausos y sonrisas. El aroma de los relatos se esparció por los libros que los rodeaban, por eso huele tan bien la librería desde entonces...
El sol de la primavera acarició aquella rosa de más de treinta pétalos. Y aunque en el jardín de la terraza no les dejaron echar raíces, encontraron una gruta donde recogerse. Tras unas cañitas doradas, la rosa se abrió en charlas que coloreaban su corola. Así, la rosa amarilla, intelectual y creativa, se fue poniendo roja, apasionada, y abriendo su corazón al mundo.
Los pétalos se juntaron de nuevo en una gran mesa del reino de León, donde pistilos de lechuga, croquetas, morcilla y cecina, atrajeron a las abejas hambrientas. El polen esparcido por las abejas fecundó los ovarios de la flor y dio su fruto: un cuento con el aliento de todos los pétalos microrrelatistas. El abejorro más sabio, de profesión camarero, puso el título al cuento:
Lo increíble de lo increíble...
"La madeja enredada con todo voló libremente sobre la montaña cuando fue hacia el lugar de la historia. Entonces sintió necesidad y quiso estornudar ¡Atchis!
Desmelenada, rodó hasta el dinosaurio."
Increíble parecía, un sueño de cuentos contados por amigos, pero me pellizcaba y sentía que estaba allí de verdad...
La lluvia refrescó los pétalos y nos llevó al Café Comercial. Allí, entre dibujos, cuentos y canciones de una sirena de interior, la velada continuó. Se celebraba un aniversario en la distancia y cantamos un cumpleaños feliz que se escuchó en Castell de Ferro, Granada.
Algunos pétalos se fueron marchando, teníamos que volver a nuestro jardín, a nuestra maceta... Otros siguieron la fiesta, pero eso ya no lo pude ver...
El fruto contiene una semilla. Esa semilla germinará en un libro de cuentos, queridos amigos, para que nos volvamos a encontrar.
* * * * *
Y para los que queráis y tengáis tiempo y ganas de leer un poco más, después de la fábula, aquí va la crónica
La crónica de un día para recordar
14 de Mayo de 2011, Madrid, sol y lluvia.
Mi viaje a Madrid comenzó conociendo a Fernando Vicente (Depropio) en el AVE hacia Madrid, yo venía desde Zaragoza, él subía en Calatayud. El viaje se nos hizo corto hablando de micros, lecturas, concursos y respectivas familias... Cuando llegamos a la librería Tres rosas amarillas vimos que se trataba de una librería pequeñita, digamos que si habláramos en términos literarios Tres rosas amarillas sería del tamaño de un microrrelato, mientras que otras librerías son como novelas y otras, como enciclopedias… Tres rosas amarillas está especializada en libros de relatos, por eso nos sentó como un traje a medida, era adecuada al tamaño de nuestros escritos y como nos reunimos unos treinta y pico microrrelatistas, pudimos estar todos juntitos y escuchándonos muy bien.
Fuimos llegando a la librería y nos presentábamos al llegar, por fin les poníamos cara a los blogs que habíamos leído… Imaginaos la magnífica empanada mental que se nos hizo después, cuando tratábamos de recordar quién era quién…
Tras los besos, abrazos y emocionantes encuentros en carne y hueso, comenzamos con la lectura de micros. Fernando (Depropio) fue nuestro magnífico presentador. Venía Depropio desde Calatayud y Depropio se había repasado todos nuestros blogs para decir unas palabras de introducción para cada uno de nosotros… Estuvo genial. Vamos, como si lo hubiera hecho toda la vida.
Allí fuimos pasando cada uno leyendo nuestros relatos. Hay quien preparó micros especiales y muy a tono para la ocasión, como Anita Dinamita y Puck, que en sus micros hilaban nuestros nombres o los nombres de nuestros blogs dando forma a sus historias.
Kum* nos sorprendió con su sombrero y su nariz de payaso y realizó una actuación que nos dejó a todos con la boca abierta, para que se nos abriera todavía más cuando nos contó, a pelo y sin papeles, su hermosa historia de palomas y ángeles...
|
Kum, el artista de la pista. Por supuesto, se quitó el sombrero. |
Manuel Espada nos trajo un libro tétrico y negro, titulado la Biblia en verso que contenía un soneto inspirado en los pasajes bíblicos.
|
Manuel Espada y su biblia en verso |
Por último, Manu Ferrer cerró el acto con el cuento de Garbancito y rodamos a carcajadas por la librería, con su alegría y su buen humor.
Todos los demás estuvieron estupendos, pero si no esto se hace muy largo, espero poner una entrada donde enlazar todos vuestros micros. Paciencia, todo llegará.
Entonces los cuentistas nos revolvimos y hablamos unos con otros, también descubrí los maravillosos marcapáginas de Juanlu con sus didibujos que ilustran relatos.
Después, foto en la puerta de la librería, que no se enfaden los que no salen en ella, que todos sabemos que están dentro, sí, veo a Lola, veo a Rocío, bueno, ahí están todos los demás…
Y nos fuimos a tomar unas cañas. Caímos en una plaza calurosa bajo el sol de mayo, donde una terraza tentadora, a la sombra, con sus mesas y sillas apiladas, nos llamaba: sentaos aquí… que se está muy bien… Y cuando ya habíamos desapilado las sillas y acomodado tan ricamente en ellas, vino el camarero de la cafetería y nos dijo que la terraza estaba cerrada. ¡Brrrrr! Pues a otra cosa, mariposa, nos levantamos y nos metimos en un bar que estaba a veinte pasos, y lo llenamos por completo.
Rubias cañitas fresquitas y rojos vermús con hielo remojaron nuestras gargantas resecas de tanto leer y parlotear… Y seguimos conociéndonos unos a otros por aquí y por allá, y con Manu Ferrer intercambié un par de libros, yo me llevé su El Cordero conquistador y El reino de los mil escalones a cambio de mi Dragón busca princesa y mi Monstruo, ¿vas a comerme? Muchos otros me compraron mis libros, si es que mis amigos microrrelatistas conservan intacto su corazón de niños…
El hambre empezó a hacer cosquillas en nuestros estómagos, así que encaminamos nuestros pasos hacia la casa de León, donde teníamos un enorme salón reservado para nosotros solos con una laaaarga mesa preparada. Los que venían de León estaban un poco picados: Mira que venir a Madrid a comer morcilla y cecina de León…
Pablo Gonz, que presidía una de las cabeceras de la mesa, se levantó para hacer un brindis por todos aquellos microrrelatistas que habrían querido estar aquí pero que no pudieron venir.
|
Pablo antes del brindis |
Y entre morcilla, cecina, croquetas, vino tinto y demás viandas, fue pasando la comida y nuestra charla. Marina y yo hablando de cómo escribir cuentos para niños (me contó Marina que con siete años les pidió a sus padres que le regalaran una máquina de escribir para mecanografiar sus cuentos), con Manu y Luisa hablamos de los cuentistas que viven del cuento, los haibun de Alberto Flecha, los filandones en un pueblo perdido de León…
|
Con Marina-Acuática, la megaorganizadora y la alegría incontenible de la fiesta. |
Después de comer, Manu Ferrer, con su habilidad para manejar al público general, nos propuso inventar un cuento entre todos: cada uno debía decir una palabra y encadenando una tras otra, formar un cuento. La historia quedó así:
"La madeja enredada con todo voló libremente sobre la montaña cuando fue hacia el lugar de la historia. Entonces sintió necesidad y quiso estornudar ¡Atchis!
Desmelenada, rodó hasta el dinosaurio."
Y el camarero, al que le pedimos que nos pusiera el título al cuento, fue el que más se lució, lo tituló con gran acierto Lo increíble de lo increíble.
Todo esto con comodín de la llamada incluido (me llamaron por el móvil justo cuando me tocaba decir palabra a mí, pero os juro que colgué la llamada, si alguno de estos cuentistas os dice que me chivaron la palabra por teléfono, no le creáis…).
Después de la comida, llegó el emocionante momento del sorteo de micros. Cada uno habíamos llevado nuestro micro tuneado, es decir, arreglado un poquillo, bonito y decorado, para regalárselo a otro microrrelatista en plan amigo invisible. Pusimos a cada micro un número y en una bolsa metimos papelitos con los números, para ir sacando cada uno el suyo. Nuestro maestro de ceremonias, Manu Ferrero, sostenía limpiamente el saquito y nosotros íbamos metiéndole mano… (al saco, ¿eh, qué habíais pensado?) para coger el numerito de la fortuna. A mí me tocó el micro de
Sandry, que me regaló una preciosidad de tarjeta con hojas secas y flores, es toda una artista, os lo dejo aquí abajo (si pincháis en la foto podéis leer el micro):
|
Regalo de Sandry |
Elisa nos regaló un micro para cada uno, todo un detallazo…
|
Regalo de Elisa
Y Juanlu, que no pudo venir desde Castel de Ferro, Granada, nos había enviado unos marcapáginas de regalo, con sus dibujos. Como yo había cogido uno en la librería, tengo dos, uno con un relato de Ángeles Sanchez y otro con el de Niño Cactus: |
|
De parte de Juanlu
Mi micro Encantamiento se lo llevó Miguel, en su blog no cabe, ¡tiene más de 99 palabras! |
Fernando (Depropio), había metido su micro en un Adoquín (un megacaramelo típico de Zaragoza en forma de adoquín, con la virgen del Pilar pintada), ¿y sabéis a quién le tocó? A Ángeles Sanchez, que también es de Zaragoza… Jajaja, vaya jugada de la puñetera fortuna, el adoquín volvió a Zaragoza, cuando es el típico recuerdo turístico de nuestra ciudad… Creo que el que más planchado se quedó fue Fernando, pobre, no se esperaba esto.
Al final, no sorteamos a Propílogo, vaya, qué pena...
Ya solo nos quedaba ir al Café Comercial a encontrarnos con Clara Varela y su exposición Escríbeme una ilustración, donde sus dibujos se entrelazan con nuestros relatos. Llovía y algunos cuentistas se mojaron un poco, yo llevaba paraguas, así que junto con Luisa solo chapoteé un poco.
Conocimos a Clara y ella nos tenía reservada una sorpresa, estaba acompañada por Quesia Bernabé, que nos cantó con su voz de sirena las canciones que habían compuesto inspiradas en un par de los relatos de la exposición.
Ana Vidal (Anita Dinamita) llamó a Juanlu y todos le cantamos Cumpleaños feliz.
Y así terminó la tarde, Fernando, Ángeles y yo nos fuimos a coger el AVE otra vez de vuelta a nuestras casas… Besos, abrazos de despedida y promesas de volver a juntarnos… La próxima macromicroquedada, ¿en Zaragoza? ; )
P.D. Me queda pendiente un resumen de todos vuestros micros y donde podéis leerlos. Ah, y me hubiera gustado enlazar aquí a vuestros blogs, pero no tengo más tiempo....
Aquí está el cuento de
los cuentos de las tres rosas amarillas donde podéis encontrar todos los microrrelatos que leímos en la librería.