Esta mañana el
sol entra por la ventana sin cortinas de la habitación del hotel y araña mis
ojos hasta que consigue subir mis parpados. Tú duermes boca abajo y el sol no
parece suponerte un impedimento para dormir, todavía estás más a gusto en ese
barco que navega entre sábanas espumosas y caldeadas por sus rayos. Enseguida
me levanto, no aguanto tumbada en cuanto me despierto, y me acomodo en la
butaca frente a la cama. Me fumo un cigarrillo mientras te contemplo. La
espalda desnuda y aferrado a la almohada como si fuera tu amante. Es gracioso,
anoche me jurabas amor eterno, y acabábamos de conocernos, y ahora ya te vas
con esa. Te veo ahí, dormido e indefenso. Tan inocente como un niño. Como los
otros. El sueño os iguala a todos. Me aparta de vosotros. No me dejáis entrar
en ese íntimo espacio. Y estas sábanas tan blancas de los hoteles, que me sacan
de quicio. ¿Qué pretenden, parecer las nubes donde flotan vuestros sueños? ¿Por
qué nunca os despertáis antes que yo y apagáis esta soledad inmensa con un beso
largo y profundo? ¿Qué esperáis para abrazarme? Pero ya es tarde. Ya tengo en
mis manos el bisturí de diseccionar sueños. Y en las sábanas teñidas de rojo,
encuentro el olor y el sabor de tu sueño.
domingo, 29 de noviembre de 2015
La ladrona de sueños
miércoles, 25 de noviembre de 2015
El zapato rojo
El zapato rojo
se desangró en el patio del instituto. Se convirtió en un zapato de cristal que
exhaló su último brillo nadando en su propia sangre. Al verlo, las chicas
decidieron que era mejor calzarse botas y pisar fuerte, en vez de buscar
príncipes.
25 de Noviembre. Todos unidos contra la violencia de género
* * *
domingo, 8 de noviembre de 2015
Justicia bajo los estorninos
Dicho sea entre nosotros ese asunto habría
que haberlo liquidado de una forma más precisa, con la puntería certera de
un franco tirador desde la azotea, o con una cerbatana cuyos dardos envenenados
fueran soplados directamente hacia su nuca. Pero ninguno éramos capaces de
matar una mosca y contratar un matón habría quedado para siempre en nuestras
conciencias. Teníamos que salvarla de sus garras y confiamos en la justicia, pero
la denuncia después de una paliza no sirvió de nada; el juez lo absolvió, la
orden de alejamiento fue levantada y el círculo se cerró alrededor de ella
dejándola sin protección. Hoy un manto de estorninos voltea en el cielo,
silbando sobre su tumba. Él finge llorar, sus sollozos se clavan como cristales
en mis manos, es el dolor lo que me empuja: me acerco por la espalda y le
asesto tres puñaladas con la inocente navaja de mis bocadillos. La venganza me
trae una paz alucinada, al sentir su sangre entre mis dedos.
* * *
Después del 7 de noviembre unidos contra la violencia de genero, un relato sobre el tema, con el que participé en el concurso Getafe negro.
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