domingo, 7 de agosto de 2011

Angel de piedra





Hay ángeles de piedra que luchan eternamente por volar de nuevo. Pero un arco los mantiene bien sujetos, y no hay manera de escapar. En el intento, este ha perdido un ala y hasta un trozo de nariz. Me da pena, el pobre ángel. Alguien lo ató a un arco, como quien amarra una cabra a un poste. Le negaron el cielo para que nos recuerde a los mortales lo difícil que es llegar a él, los sufrimientos que hay que soportar para alcanzarlo. Por eso yo he creado mi propio cielo aquí mismo, en mi casa. Y los ángeles vuelan libres a mi alrededor. Tengo incluso demonios. Le ponen un poco de salsa a la vida, pero a esos tengo cuidado de mantenerlos a raya.

* * * * *

La figura del capitel de la foto no es un ángel pero es la historia que me vino a la cabeza al verlo. Pertenece al arco de entrada al monasterio de Santa Cristina, en Parada de Sil (Ribera Sacra, Orense). La Ribera Sacra, sobre el río Sil, está llena de monasterios cuyos orígenes fueron unos ermitaños que escapaban del mundanal ruido (que me pregunto yo qué mundanal ruido tenían en aquellos tiempos, para tener que esconderse tanto). Luego vinieron las órdenes benedictinas, los monjes que empezaron a cultivar viñedos en las laderas de las montañas y que preparaban un vino cuya tradición llega hasta nuestros días. Un lugar que invita al descanso, al relax, a degustar una buena copa de vino dejando pasar el tiempo y contemplando la naturaleza. Aquí debajo está el arco completo del monasterio. Precioso. Al traspasarlo, se entra al claustro de un monasterio que transporta el espíritu al recogimiento y la paz de otros tiempos.


Santa Cristina






4 comentarios:

montse dijo...

La foto del arco de entrada es preciosa, con todo ese verde de fondo. La historia también le queda bien porque parece un niño en posición de rezar.

puri.menaya dijo...

Montse, gracias. El verde musgoso le da ese sabor antiguo y misterioso.

Rosa dijo...

Pobre ángel condenado a soportar sobre su espalda el peso de la piedra y recordar a los tercos humanos los sufrimientos que han de pasar para acceder al cielo.
No quiero cielo que a tan cruel castigo condena...

Preciosas imágenes Puri

puri.menaya dijo...

Sí, Rosa, pobres ángeles tan hermosos y condenados para siempre.