En la plaza del
Pilar, mientras los otros niños encorrían las palomas, a mí me gustaba girar
sobre mí mismo, con los brazos extendidos; ante mis ojos pasaban vertiginosos las
torres, el pórtico, la gente, los arcos de los porches, las sillas de los cafés
y a empezar otra vez: torres-pórtico-gente... Mamá me gritó:
—¡Para ya, que
te vas a caer!
Precisamente, al
detenerme, venía lo mejor: sentirse como un borracho, un pie aquí otro allá, la
cabeza que parecía querer escapar y los objetos que no cesaban de girar. Por
eso aquella tarde le pregunté a mamá si era yo quien daba vueltas o era el
mundo el que giraba alrededor de mí. Y ella, con una carcajada, contestó:
—El mundo gira
para ti, tesoro mío —y me dio en la
frente uno de esos besos que olían a nocilla y a agua de rosas.
Al crecer
descubrí, como Galileo, que ya el mundo no giraba para mí, sino que era yo
quien giraba para el mundo. Aun con todo, ella siempre siguió como un satélite sobre
mí, pendiente de mis caprichos, de mis errores, de mis desplantes, de mis
dolores, para criticarme y para aplaudirme. Una tarde la luna se la llevó y desde
entonces me asomo cada noche para verla girar a mi alrededor.
9 comentarios:
Me gusta muchísimo tu relato, es muy visual y me recuerda un juego que me gustaba a mí también, como a todos los niños. Los niños saben la verdad: el mundo gira para ellos pero cuando crecen olvidan eso. Me ha gustado el vínculo con la madre que vigila a su hija, aunque ya no está en este mundo.Un abrazo.
Peonzas somos. Muy bonito Puri, me ha parecido muy tierno.
Abrazos.
Muy bello, como siempre.
Ay, las madres. Qué buenos satélites son, siguiendo en su paso a varios planetas; lo que fisicamente es imposible, como todo el mundo sabe.
Un beso
Siempre las recordaremos, con más o menos poesía. Un abrazo
Precioso. Sencillamente precioso.
¡Precioso! Me gustó esta sencillez y la ternura que desprende en su lectura.
Abrazos de mar
Destila ese sabor a infancia perdida, Puri. Un beso
Gracias a todos, un pequeño homenaje a las madres que están siempre girando y a sus hijos peonza...
Besos
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