Ilustración de Juanlu |
Aquel día
llovieron libros. Cayeron goterones de páginas y más páginas, lluvia de brujas,
porque hacía un sol espléndido. Los paraguas no servían de nada, acababas
empapado de poesía, de cuentos, de palabras hermosas, de nostalgia, de
felicidad, de desamor… Y no te atontaban, todo lo contrario, ¡te espabilaban! Como la lluvia fresca de primavera, te hacía abrir los ojos y respirar fuerte. Y además olía muy bien, un perfume diferente en
cada gota.
Pasamos el día
en la calle, jugando con los libros, era fácil esconderse en ellos,
transformarse en pirata o en trapecista, y la Reina de Corazones nos buscaba
frenéticamente, pero la espantábamos con el Rey Arturo… Había también besos
entre las páginas y algunas lágrimas, pero incluso las lágrimas nos hacían
sentir que estábamos vivos, tan vivos que pensábamos que no moriríamos nunca.
Fue un día
intenso, intenso y muy húmedo, aunque brillaba el sol. Lluvia de brujas, volvió
a decirnos la abuela cuando volvimos al hogar.
Al meternos en
la cama seguía lloviendo. Abrimos la ventana y con el murmullo de las palabras
de los cuentos, nos dormimos, nos imaginamos, nos rendimos a los sueños.
3 comentarios:
Y al día siguiente más: los libros esperanban impacientes a ser leídos, tocados, jugados, ellos y las brujas.
Maravillosas tardes de historias.
Un beso
Luisa, al día siguiente chapoteamos en los charcos de libros que nos salpicaban otra vez historias preciosas. ¡Feliz día del libro!
Y yo me rindo a tus pies :)
Un besazo!!
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