Ayer, en el fondo de la piscina, encontré el
regusto de mi angustia. Llegó como un ahogo, un no poder respirar, un no poder
avanzar, la alteración del pulso, la creencia de la pérdida de la conciencia.
Esa certeza de que uno va a morir, y que ahí, en el fondo de la piscina, no es
el lugar más adecuado. El socorrista no va a darse cuenta de que estoy
ahogándome y cuando alguien se percate de que hay un cuerpo entre dos aguas,
será demasiado tarde, ya ni el boca a boca, ni la reanimación cardiopulmonar, ni
cualquier otro método de primeros auxilios podrá evitar lo inevitable: estoy
muerto, muerto y mojado, bajo el agua, la manera más estúpida de morir. Por
eso, asciendo a la superficie y aspirando ansiosas bocanadas, doy las brazadas
necesarias para alcanzar el borde de la piscina, que parece alejarse en vez de
acercarse. Nadie se ha enterado de lo que ha ocurrido. Se oyen los gritos de
los niños, los chapoteos, oigo mi propio miedo. Cierro lo ojos, siento la cabeza
girando, una presión entre los ojos. Salgo del agua para escapar de la muerte, esa
muerte que siempre nos está esperando.
5 comentarios:
¡Que angustia! Has retratado muy bien ese miedo a la muerte que nos acompaña y la soledad con la que nos enfrentamos a su presencia.
Un abrazo,
También me ha agradado esta lectura. El horror a que nos suceda algo en cualquier instante y no poder ser atendidos porque los demás no se dan cuenta es algo que -quizá- nos suceda más ocasiones de las deseadas... Un buen relato.
Un saludo
Sí, hay veces que la vida y la muerte dan mucho miedo, tan cerca la una de la otra y tu, tu lo has contado muy bien. Y después de leerte, ¿no es increible como se impone la vida a toda esa angustia y miedo que cuentas?
Un beso, ya fuera del agua
Graicas Esperanza, el miedo a la muerte nos persigue.
Esilleviana, bienvenida por aquí, el miedo a morir sin que nadie esté cerca de nosotros para evitarlo.
Luisa, la vida vence a la muerte muchas veces.
Bastante agustioso, es cierto en un segundo las cosas pueden terminar, sin darnos cuenta ya se acabó todo.
¡Bien contado!
Besitos
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