Dos micros para los relatos de verano de el país. Tenían que llevar la frase : era imposible definir a qué olía.
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Cuando entraba en su casa, era imposible definir a qué olía.
Era como ella: un olor viejo, como el de los muebles, lleno de vacío y
ausencias. En el pasillo me envolvía, y sentía la muerte abrazándome en el
pecho.
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En la despensa, era
imposible definir a qué olía, una mezcla de bizcocho, chocolate, pan tierno,
queso curado y jamón rancio. Podíamos permanecer allí sentados, alimentándonos
de olores, toda la tarde, y cuando la abuela venía a prepararnos la merienda ya
no teníamos hambre.
7 comentarios:
Te lo dije en fb, pero no puedo evitar dejarte hoy también aquí unas letras. Es que el olor inundó el ordenador. mmmm, rico, rico. Precioso texto.
saludillos
Pues huelen muy bien ambos micros. Quizás me guste más el segundo, por ese giro final de no tener ya hambre.
Suerte. Abrazos
Gracias Puck y además como tú dijiste, alimenta pero no engorda.
José Luis, el primero apesta a muerto el segundo si que huele bien... Besos de bizzcocho y chocolate.
El segundo da hambre Puri...
Besos desde el aire
Debe ser tú magia de chocolate pero tus relatos siempre huelen bien. Me han gustado mucho, sobretodo el segundo.
El segundo que además ni engorda ni nada
Bien distintos ambos, Puri. El uno habla de muerte y el otro de recuerdos de infancia a través de olores.
Besitos
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