Esta mañana el
sol entra por la ventana sin cortinas de la habitación del hotel y araña mis
ojos hasta que consigue subir mis parpados. Tú duermes boca abajo y el sol no
parece suponerte un impedimento para dormir, todavía estás más a gusto en ese
barco que navega entre sábanas espumosas y caldeadas por sus rayos. Enseguida
me levanto, no aguanto tumbada en cuanto me despierto, y me acomodo en la
butaca frente a la cama. Me fumo un cigarrillo mientras te contemplo. La
espalda desnuda y aferrado a la almohada como si fuera tu amante. Es gracioso,
anoche me jurabas amor eterno, y acabábamos de conocernos, y ahora ya te vas
con esa. Te veo ahí, dormido e indefenso. Tan inocente como un niño. Como los
otros. El sueño os iguala a todos. Me aparta de vosotros. No me dejáis entrar
en ese íntimo espacio. Y estas sábanas tan blancas de los hoteles, que me sacan
de quicio. ¿Qué pretenden, parecer las nubes donde flotan vuestros sueños? ¿Por
qué nunca os despertáis antes que yo y apagáis esta soledad inmensa con un beso
largo y profundo? ¿Qué esperáis para abrazarme? Pero ya es tarde. Ya tengo en
mis manos el bisturí de diseccionar sueños. Y en las sábanas teñidas de rojo,
encuentro el olor y el sabor de tu sueño.
8 comentarios:
Es un mecanismo un poco bestia, pero mira, sabe como ver los sueños de los otros.
Me das miedo, me despierto ya!
Besos
Me das miedo, me despierto ya!
Besos
Me das miedo, me despierto ya!
Besos
Creí que lo tuyo eran cuentos infantiles, vaya mujer que te has buscado. Tu cuento tiene mucho trasfondo en la mente de esa mujer.
Miguel Ángel, sí bastante besti, jaja, sería mucho más fácil despertarlo y preguntarle...
Juan Luis, ojito con despertarte tarde!!!
Ximens, no todo son brujas de chocolate en mi literatura. También me gustan otros personajes más tremendos y complicados, que nos dan miedo y que no podemos comprender.
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