- No hay que tener miedo porque el miedo genera más miedo y cada vez más miedo y más miedo…
Su madre le miró con los ojos arrasados en lágrimas. Él la abrazó y sintió la fragilidad de su pequeño cuerpo mientras le decía:
- No te preocupes, yo acabaré con él.
- No, tú no puedes enfrentarte a él – sollozó la madre temblando en sus brazos.
- Es cierto, solo tú puedes hacerlo– le contestó -. Dame la mano y abandónalo de una vez.
Su madre le miró con los ojos arrasados en lágrimas. Él la abrazó y sintió la fragilidad de su pequeño cuerpo mientras le decía:
- No te preocupes, yo acabaré con él.
- No, tú no puedes enfrentarte a él – sollozó la madre temblando en sus brazos.
- Es cierto, solo tú puedes hacerlo– le contestó -. Dame la mano y abandónalo de una vez.
Ella se aferró a su mano y rozó por unos instantes la libertad.
4 comentarios:
Muy bueno, me gusta mucho.
Besos.
En la infancia, todo se ve tan lógico, y tan fácil...
Que difícil es superar el miedo cuando tienes que convivir con él, cuando lo tienes tan cerca, cuando sabes que solo tú puedes derrotarlo.
Y con que poco, un abrazo, unas palabras, una caricia… podemos, a veces, ayudar a vencerlo. Muy bonito.
Torcuato, estuve dudando de enviarlo al concurso del microrrelatista...
MA, el personaje no es un niño, es un hijo mayor que trata de proteger a su madre. Quizá debí explicarlo más.
Javier, lo más hermoso es ayudar a vencer el miedo. Pero es muy difícil.
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