martes, 22 de febrero de 2011

No digas miedo

- No hay que tener miedo porque el miedo genera más miedo y cada vez más miedo y más miedo…
Su madre le miró con los ojos arrasados en lágrimas. Él la abrazó y sintió la fragilidad de su pequeño cuerpo mientras le decía:
- No te preocupes, yo acabaré con él.
- No, tú no puedes enfrentarte a él – sollozó la madre temblando en sus brazos.
- Es cierto, solo tú puedes hacerlo– le contestó -. Dame la mano y abandónalo de una vez.

Ella se aferró a su mano y rozó por unos instantes la libertad.

4 comentarios:

Torcuato dijo...

Muy bueno, me gusta mucho.
Besos.

MA dijo...

En la infancia, todo se ve tan lógico, y tan fácil...

Javier dijo...

Que difícil es superar el miedo cuando tienes que convivir con él, cuando lo tienes tan cerca, cuando sabes que solo tú puedes derrotarlo.
Y con que poco, un abrazo, unas palabras, una caricia… podemos, a veces, ayudar a vencerlo. Muy bonito.

puri.menaya dijo...

Torcuato, estuve dudando de enviarlo al concurso del microrrelatista...

MA, el personaje no es un niño, es un hijo mayor que trata de proteger a su madre. Quizá debí explicarlo más.

Javier, lo más hermoso es ayudar a vencer el miedo. Pero es muy difícil.