jueves, 18 de abril de 2013

El estanque indignado






La rana, desde su hoja de nenúfar, contempla su rostro reflejado en la charca.
—Espejito, espejito mágico, ¿quién es el batracio más indignado del reino? ¿Es Mauricia, que la desahuciaron de sus verdes juncos y pide desesperada algo de comer para sus hambrientos renacuajos en el fango de la beneficiencia? ¿Es la joven Martina, que no encuentra trabajo ni de limpia-ancas y ha decidido emigrar a la gran charca allende los mares? ¿Es Clarita, la médico que sueña con recetar esos carísimos fármacos mejorados que no están permitidos por la ministra de sanidad? ¿Es...

El estanque agita sus aguas, su superficie tiembla en ondas concéntricas, aquieta poco a poco la turbulencia y tras un silencio de cristal responde:
—Ah, mi adorada ranita, mi ama desde el principio de los tiempos, el mayor indignado soy yo, que os veo reflejados a todos, cada cual con su sufrimiento a cuestas; y sobre todo veo a los que, como tú, os apoltronáis cada noche frente a mí en vuestros sofás, comiendo mosquitas, para contemplar el triste reflejo de esta charca venida a menos, sin atreveros a mojar un anca por miedo a perder el cómodo nenúfar donde se asientan vuestras posaderas.



* * *

Esta es mi participación en la 2ª  Edición de Primavera de Relatos Indignados, segunda jornada: 18 de abril).
Los Indignados, al menos, seguimos levantándonos cada jueves de la comodidad de nuestro sofá.

14 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

hay que ser muy maja para hacer un cuento tan bonito de una realidad tan dolorosa, muy maja (me repito)

Nicolás Jarque dijo...

Puri, preciosa alegoría de esta realidad que vivimos y que tanto hace sufrir. Y es que esos baltracios apoltronados no se van ni con agua caliente.

Abrazos.

Yashira dijo...

Precioso relato indignado Puri.
Te he dejado un detallito en mi blog "Un mar de sentimientos".

Un abrazo.

Ana dijo...

Es todo un cuento sobre la cobardía, Puri.
Un beso

Laura dijo...

Hola Puri, ¡me encanta tu cuento! traduciendo una realidad en una charca de ranas que no se mojan por miedo a perder su nenúfar.

Alegoría del desahucio, la injusticia y la pobredumbre. Triste pero fenomenalmente contado.

Un besazo desde mi alambrada, y me alegro de regresar a tu casa. Mucho.

Javier Ximens dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier Ximens dijo...

Muy bien, Puri. A modo de las fábulas moralizantes la charca (qué lejos de ser una pantalla de plasma) nos remueve la conciencia. Es el problema principal lo que denuncias, el mientras a mí no me toque. En fin, a esos amigos, vecinos y familiares que "pasan" es a los que de buenas maneras hay que despertarles de su hibernación.

Unknown dijo...

Maravillosa ranización de la realidad.
Una ranización con raciocinio.

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Lo que convierte en fabulosa a esta pieza es lo mismo que genera una tristeza -y cabreo- profunda, la realidad que tiene enhebrada entre sus letras.

Me decía mi abuelo -que hizo la guerra del 36 al 39- que quién tiene miedo, muere mil veces. Así estamos, muriendo cada día.

Un abrazo.

neuriwoman dijo...

Tan cierto que hasta da miedo. Un saludo, vengo siguiendo el rastro de todos estos micro relatos indignados.

Lola Sanabria dijo...

¡Buenísimo este cuento con moraleja!
Me gustó mucho.

Abrazos desde mi charca.

puri.menaya dijo...

Gracias a todos por pasar por aquí.
Luisa, gracias por lo de maja, a una aragonesa que le digan eso la llena de orgullo ;)

Nicolás, no hay manera con los btracios estos pero es que están temerosos...

Ana, cobardes, sí, a veces lo somos todos.

Laura, te espero por aquí, pasa cuando puedas...

Ximens, a ver si despiertan todos... La charca sería como una tele maravillosa donde las personas se sientan a ver el noticiario con un paquete de palomitas (una tele ideal, que no mintiera ni manipulara la información).

Carlos, ranización raciocinio pero no ranicidio.

Pedro, el miedo nos lo quieren meter en la sangre, pero nosotros no queremos morir...

Neuriwoman, bienvenida por aquí, tómate un chocolate mágico (y majico, jaja) de la felicidad y siéntate a leer más cuentos cuando quieras.

Lola, las moralejas siempre son edificantes, y más cuando nos dan una colleja ;) (moraleja-colleja, hasta rima y todo)

Ana Crespo Tudela dijo...

Menos mal que, aunque tarde, he llegado a tiempo de que este relato no se me despistara entre las aguas de mi charca.
Me gusta muchísimo que lo hayas escrito como si fuera una fábula, con su moraleja incluida. Un texto en el que, terriblemente, sea en la condición que sea, nos podemos ver todos reflejados.
Un beso

puri.menaya dijo...

Gracias Ana. eso es lo bueno de las charcas, que todos salimos reflejados en ellas. Besos