Hoy os traigo unos versos de un poeta
peruano, Manuel Scorza, en ellos impreca a los poetas, los acusa de cantar a la
belleza y olvidar la lucha social. Son dos poemas de 1955, y fijaos qué cerca
está su realidad del entorno que vivimos ahora. Ese pasado que creíamos tan
lejano, tan superado, ha regresado para quedarse, y nos ha vuelto a atrapar
en sus redes de miseria, en el lodo de los poderosos y los cínicos que abusan del panorama sin horizontes de esta crisis económica (que ellos, por otro lado, han causado).
* * * * *
LOS POETAS
Ustedes, poetas,
¿qué creían?
Cantaban
bellísimas canciones;
en vuestra tarde hermosa
sólo sonaba
el murmullo amarillo de la fuente;
los poetas tejían
enredaderas de espuma
alrededor de las muchachas;
los poetas decían:
las aguas son transparentes
como si debajo agitaran candelabros encendidos.
Aquí algo humeaba;
no era nada,
era gente desconocida;
el humo salía de los ojos del mundo,
quemaba cines, mataba flores,
y ustedes, poetas, cantaban.
¡Era difícil interrumpir la melodía!
Cómo iban los poetas a decir:
“No hay papas”,
“Está sucia mi camisa”,
“La niña llora por su pan descalabrado”,
“No tengo para el alquiler”,
“No puedo, vuelva a fin de mes”.
Ay, poetas,
ahora el beso
en los labios se nos pudre;
muertos estamos
de comer barbudas aves.
En verdad, os digo:
antes de que cante el gallo,
lloraréis mil veces.
Las imprecaciones, 1955.
EPÍSTOLA A LOS POETAS QUE VENDRÁN
Tal vez mañana los poetas pregunten
por qué no celebramos la gracia de las
muchachas;
tal vez mañana los poetas pregunten
por qué nuestros poemas
eran largas avenidas
por donde venía la ardiente cólera.
Yo respondo:
por todas partes oíamos el llanto,
por todas partes nos sitiaba un muro de olas
negras.
¿Iba a ser la Poesía
una solitaria columna de rocío?
Tenía que ser un relámpago perpetuo.
Mientras alguien padezca,
la rosa no podrá ser bella;
mientras alguien mire el pan con envidia,
el trigo no podrá dormir;
mientras llueva sobre el pecho de los
mendigos,
mi corazón no sonreirá.
Matad la tristeza, poetas.
Matemos a la tristeza con un palo.
No digáis el romance de los lirios.
Hay cosas más altas
que llorar amores perdidos:
el rumor de un pueblo que despierta
¡es más bello que el rocío!
El metal resplandeciente de su cólera
¡es más bello que la espuma!
Un Hombre Libre
¡es más puro que el diamante!
El poeta libertará al fuego
de su cárcel de ceniza.
El poeta encenderá la hoguera
donde se queme este mundo sombrío.
Las imprecaciones, 1955.
4 comentarios:
Gracias Puri por traernos a este buen señor. Aunque particularmente no me gusta mucho la poesía protesta, quedan bien sus poemas, me han gustado.
Abrazos
Este fin de semana en la movilización #23F de Barcelona comentábamos cómo se siguen utilizando los lemas de hace 50 años, y al final llegábas a la conclusión que lamentablemente, del otro lado también actúan, cada vez más, como entonces.
Como bien dices, una realidad muy actual.
Un abrazo Puri.
Te agradezco que nos lo hayas traído hasta aquí porque no lo conocía. He de confesar, también, que la poesía no es mi género y esto me lleva a ir de sorpresa en sorpresa.
Un abrazo,
Arte Pun, hay buena poesía protesta también, eso era lo que hacía por ejemplo Miguel Hernández. Me alegro de que te guste.
Miguel, la historia, desgraciadamente se repite. Siempre la eterna canción.
Pedro, yo tampoco soy de poesía, pero la verdad es que a veces me tropiezo con muchas cosas que me gustan y que admiro.
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