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Había huido de la ola de calor a Mallorca,
pero ni siquiera las olas del mar eran capaces de aplacarla. “En resumen, el
siguiente paso será conseguir una condonación de la pena”, le dije a mi socio
desde la playa por el teléfono móvil. Al colgar, el bronceador había dejado su
grasa en la pantalla y mis huellas dactilares se marcaban claramente en ella.
El móvil estaba tan pringoso como los billetes que nos entregó el carnicero
para pagar su fianza. Miré el mar sin verlo, recordé el olor del crimen que
impregnaba aquel dinero, y una ola de nausea me atrapó. Había huido también de
mi lujoso despacho que, bajo sus brillos, destilaba la mugre del dinero sucio,
pero mi socio me devolvía a él con un toque de teléfono. Él carecía de
problemas de conciencia. Deseé que el mar, con una ola gigante, barriera mis
escrúpulos.
* * *
Mi participación en el concurso de relatos de abogados del mes de agosto.
5 comentarios:
Buen micro de abogados, Puri. Un mundo un poco complicado este del derecho, pero los micros son una buena fuente para desmitificar ese entorno gris.
Suerte.
Un abrazo.
gracias Petra, son seres humanos y no siempre tan grises, pero la verdad es que no tienen buena prensa.
Buen micro de abogados, me asombro al ver algunos como este tuyo tan bueno a pesar de la dificultad e las palabras impuestas.
Besitos
El de los abogados es un concurso difícil por lo puñetero de su elección de palabras.
Este micro tiene la virtud de que las palabras impuestas -que no conozco- no chirrían, no se notan.
Buena participación, Puri.
Un saludo,
Elysa, Pedro, es un concurso difícil, sí, pero esta vez las palabras cuadraron sin demasiado esfuerzo. LAs palabras eran bronceador, socio, fianza, condonación.
Besos
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