Máscara
Arácnidos
En fin, insectos tan reales como los cazados por los entomólogos, ranas que parece que van a saltar desde la planta en que están posadas, una serpiente con el detalle de sus escamas que da tanto miedo como una de verdad, animales simpáticos, como ese castor sonriente con sus dientecillos enormes, esqueletos de dinosaurios, obras enormes que se extienden por las paredes en la última sala, con una infinidad de plegados que uno se pregunta cuanto tiempo y paciencia les habrá costado hacer esto, aparte del impresionante efecto estético, por supuesto… Esa especie de medusas gigantes blancas que cuelgan del techo y flotan como en el mar…. O un don Quijote que parece una escultura, personajes del señor de los anillos (Legolas, Gandalf)… Un sinfín de obras que descubrimos con la boca abierta y los ojos ilusionados.
Y lo que más me maravilla (y en eso estoy de acuerdo con mi amigo Antonio, con el que fuimos a ver la exposición hace un par de fines de semana) es pensar cómo llegan a crear esto, cómo se les ocurre por donde tienen que plegar y desplegar, y volver a plegar, y luego darle una vuelta por aquí y otra por allá para que salgan de sus manos y un papel estas impresionantes creaciones.
Luego está la parte poética y espiritual del origami, que en esto los japoneses son unos expertos. Como la conmovedora historia de la niña Sadako Sasaki, leedla en la wikipedia, una niña de dos años que sobrevivió a la bomba de Hisroshima y que enfermó a los diez años de leucemia. Una historia que nos habla de la voluntad y el empeño de una niña por ofrecer mil grullas a los dioses para la curación de todas las víctimas de las guerras, una niña que se ha convertido en un símbolo mundial de la paz. Llegó a crear 644 grullas con cualquier papel que pillaba en el hospital, envolturas de medicamentos, prospectos...
En la exposición encontramos obras del grupo de papiroflexia Zaragozano, que comenzó su andadura allá por el año 1940 y que seguramente se trata del primer grupo del mundo que se creó para desarrollar un modelo de trabajo organizado, con reuniones periódicas, primero en el desaparecido café Salduba (que se hallaba en la plaza España) y más adelante en el café Levante (primero en el antiguo del Paseo de Pamplona) y más tarde en el actual café Levante de la calle Almagro, donde todavía se siguen reuniendo los nuevos seguidores de este arte. Y en ella se recogen también obras de artistas de otros países, no solo de sus iniciales creadores Japoneses, sino también de franceses, americanos, vietnamitas, sudamericanos, en fin de todos los rincones del mundo donde hay personas que unen imaginación, habilidad manual, inteligencia y percepción espacial para crear todo tipo de animales, figuras y composiciones.
El domingo pasado volví a ver la exposición por segunda vez. Y no me cansaría de verla.
Acercaros también a verla, merece la pena. Y dejad vuestra pajarita o grulla de papel que será enviada al monumento a Sadako Sasaki en el Parque de la Paz deHiroshima.
Papiroflexia. Origami. Dos palabras similares pero en distinto idioma, para nombrar un mismo arte. Nuestra Papiroflexia me parece demasiado serio, me suena a palabra culta y además es compuesta, papiro y flexia, no existen palabras en nuestro idioma de uso corriente de este tipo. Origami, la japonesa, significa lo mismo, proviene de "ori" (doblar) y "kami" (papel). Sin embargo, a mis oídos les atrae el sonido de origami, es una palabra que me hace soñar, soñar en los plegados del papel que se convierten en grullas, pajaritas, barcos de papel, leones, dragones, flores, máscaras, delfines... Pero al mismo tiempo, también me gusta papiroflexia, porque eso de usar extranjerismos, me repatea un poco, claro que en este caso, origami, origami, bueno, pues que me encanta. También he oído hoy a un miembro del grupo zaragozano de papiroflexia que hay quien asocia la papiroflexia con la infancia, con un simple juego para entretener a los niños y desarrollar sus habilidades manuales y su creatividad, vamos, una clase de manualidades divertida, mientras que el origami sería el arte con mayúsculas, con toda su carga de tradición japonesa, lo cual a él y a mí nos parece un comentario de una simplicidad que solo puede atribuirse a la ignorancia.
Porque si nos acercamos a la exposición de Origami del Centro de Historia de Zaragoza (y daros prisa ya que se termina el 22 de noviembre) veremos que el resultado del origami y de la papiroflexia son lo mismo: un arte, que, doblando un papel siguiendo sus leyes fundamentales que dicen "no cortado, no pegado, solo plegado", consigue hacer salir de las manos del artista esa grulla que sale volando hacia el cielo o ese San Jorge que mata al dragón con su lanza, lo que nos lleva a los que no sabemos hacer más que una pajarita a considerar este arte una especie de magia increíble que sale de las manos de un malabarista extremadamente ingenioso e inteligente. Es un arte que apasiona tanto a niños como a mayores, sólo hay que oír los comentarios del público que atiborra las salas cuando contemplan admirados las obras que allí se muestran: "Fíjate, qué detalle, los ojos, las manos el traje…" "y esa serpiente que parece de verdad", "¡Qué bonito el tiovivo de los caballitos! ¡Y mira el carrito del bebé y la mamá que ha cogido el bebé en sus brazos porque está llorando!" "En el estanque hay peces", y en la vitrina donde descubrimos el arca de Noé en miniatura, este amante de la papiroflexia que nos va explicando algunas curiosidades del origami (perdonad que no sepa su nombre), nos invita a reconocer los distintos animales del tamaño un poco mayor que una hormiga soldado y la gente los encuentra encantada: "Eso es una cebra y eso una jirafa y ahí están los elefantes", "Y lo de delante del arca son papagayos", "Lo de encima del tejadillo del arca no sé que es…, necesitaría unos prismáticos", nos confiesa el entendido papirofléxico… "Parece un gallo" decimos una chica y yo, "No, una ardilla" dice otro admirador…
El Arca de Noé, de Carolina Aguilera, Colombia
En fin, insectos tan reales como los cazados por los entomólogos, ranas que parece que van a saltar desde la planta en que están posadas, una serpiente con el detalle de sus escamas que da tanto miedo como una de verdad, animales simpáticos, como ese castor sonriente con sus dientecillos enormes, esqueletos de dinosaurios, obras enormes que se extienden por las paredes en la última sala, con una infinidad de plegados que uno se pregunta cuanto tiempo y paciencia les habrá costado hacer esto, aparte del impresionante efecto estético, por supuesto… Esa especie de medusas gigantes blancas que cuelgan del techo y flotan como en el mar…. O un don Quijote que parece una escultura, personajes del señor de los anillos (Legolas, Gandalf)… Un sinfín de obras que descubrimos con la boca abierta y los ojos ilusionados.
Y lo que más me maravilla (y en eso estoy de acuerdo con mi amigo Antonio, con el que fuimos a ver la exposición hace un par de fines de semana) es pensar cómo llegan a crear esto, cómo se les ocurre por donde tienen que plegar y desplegar, y volver a plegar, y luego darle una vuelta por aquí y otra por allá para que salgan de sus manos y un papel estas impresionantes creaciones.
Luego está la parte poética y espiritual del origami, que en esto los japoneses son unos expertos. Como la conmovedora historia de la niña Sadako Sasaki, leedla en la wikipedia, una niña de dos años que sobrevivió a la bomba de Hisroshima y que enfermó a los diez años de leucemia. Una historia que nos habla de la voluntad y el empeño de una niña por ofrecer mil grullas a los dioses para la curación de todas las víctimas de las guerras, una niña que se ha convertido en un símbolo mundial de la paz. Llegó a crear 644 grullas con cualquier papel que pillaba en el hospital, envolturas de medicamentos, prospectos...
En la exposición encontramos obras del grupo de papiroflexia Zaragozano, que comenzó su andadura allá por el año 1940 y que seguramente se trata del primer grupo del mundo que se creó para desarrollar un modelo de trabajo organizado, con reuniones periódicas, primero en el desaparecido café Salduba (que se hallaba en la plaza España) y más adelante en el café Levante (primero en el antiguo del Paseo de Pamplona) y más tarde en el actual café Levante de la calle Almagro, donde todavía se siguen reuniendo los nuevos seguidores de este arte. Y en ella se recogen también obras de artistas de otros países, no solo de sus iniciales creadores Japoneses, sino también de franceses, americanos, vietnamitas, sudamericanos, en fin de todos los rincones del mundo donde hay personas que unen imaginación, habilidad manual, inteligencia y percepción espacial para crear todo tipo de animales, figuras y composiciones.
El domingo pasado volví a ver la exposición por segunda vez. Y no me cansaría de verla.
Acercaros también a verla, merece la pena. Y dejad vuestra pajarita o grulla de papel que será enviada al monumento a Sadako Sasaki en el Parque de la Paz deHiroshima.
Las fotos son de Pedro Rovira Tolosana, una pena que las condiciones de luz (no se podía utilizar flash), no fueran las más adecuadas. También lamento no tener el nombre de todos los autores de las obras para ponerlos aquí.
3 comentarios:
Tal vez con el flash todo hubiera ardido como en Hirosima.
Todo muy bonito, las figuras y los comentarios
Necesito ayuda sabes hacer las lámparas del grupo snowpuppe de Origami. Me urge
siento no poder ayudarte Greace, no entiendo de papiroflexia, solo soy admiradora de sus obras.
Prueba con el grupo zaragozano de papiroflexia:
http://www.gruzapa.org/
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