Dibujo de mi hija Elena |
La sardina Martina
aprender quería a bailar,
como buena bailarina
por el vals va a comenzar.
Un, dos, tres, un, dos, tres,
repetía el profesor,
un viejo chipirón,
con clara voz de tenor.
Había otro bailarín,
un cangrejo chiquitín
que bailaba en la cantina
con la sardina Martina.
Aplaudía el calamar,
sus patas hechas un lío,
y las estrellas de mar
reían de trío en trío.
¡Qué buena pareja!
decía mamá cangreja.
¡Qué gracia y salero!
Por el mar entero
ver bailar os quiero.
Dibujo de mi hijo PEdro |
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