domingo, 10 de noviembre de 2013

Barritas punto com



Mis amigas se han enganchado a las barritas para adelgazar. Todo empezó con Marta y su “operación bikinini”, después se unieron Elena y Paula con la esperanza de soltar esos kilillos de más. El verano ha pasado, Elena luce un cuerpo y unas piernas que apenas se vislumbran si se pone de perfil, pero sigo siendo la única que, a la hora del almuerzo, come comida de verdad; ellas comentan encantadas lo deliciosas que están las barritas untadas en un vaso de agua. Ahora han decidido también dejar de fumar y sustituyen el cigarrillo rubio por caladas robadas con ansiedad a una boquilla eléctrica.
Elena está cada día más etérea, más transparente. El otro día me pareció cruzarme con ella en el pasillo del trabajo, oí su voz y vi una estela de vapor que perseguía el sonido de sus pisadas, pero no había rastro material de ella.
“Mi vida se ha vuelto virtual”, escribe mi amiga Elena en su Facebook. En vez de foto tiene un lacito rosa, ha fundado un club que se llama barritas.com y cuenta sus viajes astrales gracias al vapeado en un foro de aspirantes a exfumadores.

La echo de menos, ya casi no recuerdo su rostro. He probado una barrita con ánimo de recuperarla y aunque el chocolate sabe tan dulce como ella, me es imposible rescatar su sonrisa, sentir sus abrazos.

2 comentarios:

arktos-temis dijo...

Con lo buenas que están las galletas María, sentaditos en un banco del parque, je je.

Ni se te ocurra desaparecer a ti también.

Abrazos.

puri.menaya dijo...

Tranquilo, que no desaparezco, aunque me cueste un poco contestaros, yo eso de las barritas no... Prefiero las galletas con chocolate de verdad.
Besos