Mi única salvación es coger el
coche, encender la radio para no pensar y escapar de estas calles vacías, que
tiemblan fundidas bajo el sol: tu espejismo en cada esquina me ablanda el
cerebro. En la carretera, una chica hace autostop, paro y le digo: “Voy a la
playa”. Asiente con un jovial gracias; sube y arranco. Suena esa canción que
tanto odiabas, ella la tararea. Cuento un chiste malo y ella se ríe, fuerte,
muy fuerte, y yo subo el volumen de la radio, porque todas las risas suenan a
ti y me entran ganas de llorar.
2 comentarios:
Quiero saber más! Continuará...?
Besos!! Helena
Ahhh, ya no habrá más, es un microrrelato, el resto de la histora la pones tú ;)
Besos, guapa
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