Pronto se embarcarán en una nueva
gira y sus labios volverán a escupir las canciones del grupo a ritmo de batería
y guitarras eléctricas. Se mira en el espejo y hace las muecas de siempre: saca
la lengua, la pasea por los morros, muestra los dientes… Cuando comenzó a
cantar luchaba contra los granos, ahora su rostro es un saco lleno de arrugas,
pero hace tiempo que ha dejado de pelear contra ellas. Se pregunta si su cuerpo
podrá resistir otra gira más. En realidad siempre ha estado girando y nunca
dejará de girar hasta que se muera. Como una peonza, da la vuelta alrededor del
mundo pero al mismo tiempo gira alrededor de sí mismo. El público los aclama en
todos los rincones, graban discos, videos, películas, y todo eso sin poder
dejar de girar alrededor de uno mismo. Eso es la vida, una peonza, movimiento
de traslación y de rotación. Quizá se acaben en algún momento la traslación,
los gritos de los fans enloquecidos, el mito se convertirá únicamente en mito
recordado y grabado en video. Pero la rotación se mantendrá. Cuando la peonza toque
el suelo, cuando se pare por completo, todo terminará. Y sin embargo, el mundo seguirá
girando con su movimiento de traslación y rotación.
4 comentarios:
El movimiento del mundo, ajeno al de nuestra peonza, es un hueso difícil de roer, pero así parece ser, no somos el centro de nada, y casi de nadie. Me gustó tu gira, Puri.
Un abrazo
Son muy visuales los giros vitales que describes con mucha destreza.
Me ha gustado,
Un abrazo,
Giras vitale estas que aquí cuentas. Y muy cierto tu párrafo final.
Besitos
José Luis, buena reflexión.
Esperanza, gracias por tu comentario, sigamos girando...
Elysa, sí la vida sigue aunque nosotros dejemos de girar.
Besos a todos
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