jueves, 21 de enero de 2016

Herencia rebelde



Pero nunca, sin saber bien por qué, dejarán de mirar hacia arriba. Con soberbia. No pueden recordar el momento en que los arrebataron de sus cunas, pero llevan en sus genes ese brillo rebelde que destella en su mirada. Qué empeño nuestras mujeres en sacar adelante a estas crías de lobo, de las que solo podíamos esperar dentelladas. Se derritieron de ternura cuando las miraron a los ojos: “Son solo niños”, dijeron. Y los dejamos vivir en nuestras casas, comer en nuestras mesas, dormir a nuestro lado; los tratamos igual que a nuestros hijos, y así nos lo agradecen. Ojalá los hubiéramos matado entonces, como a sus padres.

* * *
Un relato para el concurso REC.

4 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

No se podría esperar otra cosa... Muy bueno tu relato.
Besicos muchos.

puri.menaya dijo...

gracias, Nani, sí es lo que se merecen. Un abrazo

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Es toda una carga de profundidad. Suerte.

puri.menaya dijo...

No hubo mucha suerte, Miguel Ángel, pero no fue un mal intento... Un abrazo