martes, 6 de enero de 2009

Reyes Magos con Ana María Matute


Esta mañana nos ha despertado Elena para ir a ver los regalos de los Reyes Magos. Me he levantado medio sonámbula y he ido hasta el árbol de Navidad y a sus pies hemos encontrado el siguiente cartel:


Creo que anoche los camellos se enfadaron porque pusimos los zapatos debajo del árbol y ellos, siguiendo la tradición, dejan los regalos en el portal de Belén. Así que se llevaron los zapatos a los pies de nuestro Belén y allí hemos encontrado nuestros regalos y a cambio, en el árbol han dejado su pancarta reivindicativa. Como véis, los camellos han dudado entre la B y la V de VIVAN, y es que los pobres no han ido a la escuela, y aprendieron a leer y a escribir gracias a un paje espabilado que tuvo mucha paciencia con ellos.


Los Reyes me han puesto el libro de Ana María Matute Paraíso inhabitado, he empezado a leer unas páginas esta mañana y es una delicia… Una niña que no entiende a los mayores, que le parecen Gigantes, y se crea un mundo a su medida donde encentra el calor y el cariño que no recibe de su familia, poblado de las criaturas de los cuentos que le cuentan y que le leen su Tata y la cocinera. Parece en algunos aspectos una especie de autobiografía, por lo que algunas veces le he oído contar a la propia A.M. Matute sobre su infancia.


Ana María Matute me llegó al corazón con su libro para niños El polizón del Ulises, luego con Primera Memoria y Los Niños Tontos. Ahora estoy releyendo con mi hijo El polizón del Ulises, lo leí de niña y sigue siendo uno de mis preferidos de literatura infantil, así que este Paraíso inhabitado espero saborearlo como todos los anteriores.


Después de que hemos abierto los regalos (libros, una cuádriga romana, un tren para la maqueta, un paraguas con calaveritas…), me he vuelto a meter a la cama. Han sido solo como unos diez minutos para recomponerme, me había levantado de repente y una se siente como un puzzle con las piezas revueltas cuando se tira de la cama así. Tras unos momentos con los ojos cerrados para reconciliarme con el mundo real, he estado lista para preparar un desayuno digno de Reyes. Porque hay que empezar bien el día...


¡Felices Reyes a todos!

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