Como tantas veces había hecho de niño, se metió la mano en el bolsillo y encontró la canica azul que había ganado a Fernández en el patio del colegio. Acariciándola, recuperaba al mismo tiempo la fragilidad de ese niño del que todos se burlaban y el placer de una victoria que ni siquiera él había imaginado. Ahora, mirando a los ojos a ese jefe que le trataba como a un gusano, sabía que sólo era cuestión de tiempo que otra canica fuera a reunirse con la de Fernández en su bolsillo.
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8 comentarios:
Todo llega en la vida si se sabe esperar...O eso dicen.
Besos desde el aire
Me gusta, quizás por esa seguridad que tiene al agarrarse a su canica, la cuestión es que le da seguridad.
Besitos
Ahora solo falta encontrar esa canica , siempre es mejor encontrarla que dejarla que llegue sola.
Vengo desde los Jardines de Puck y me gustaría quedarme a leerte.
Un saludo.
Me ha encantado Puri. Todos deberíamos tener una canica en el bolsillo para momentos de necesidad. Un beso.
La vida suele ofrecer canicas cuando menos nos lo esperamos.
Encantada de conocerte, vengo desde el blog de Puck.
Un saludo desde mi jardín.
Rosa, hay que saber esperar, pero tampoco quedarse parao...
Elysa, lo importante es sentirse sefuro, con una canica o con lo que sea. Que no es fácil.
Citizen_0, Patricia ¡Bienvenidos! En este rincón siempre estái s invitados a una taza de chocolate, con un cuento. Gracias a vosotros me he enterado del homenaje de Puck...
Mar, cada uno tiene que encontrar esa canica que le da seguridad.
Besos de chocolate!
Si me permites un consejo: cuando encuentres esa canica, asegúrate que el bolsillo del pantalón no esta agujereado, porque sino…, te lo digo por experiencia.
Javier, a veces llevamos los bolsillos que parecen un colador... Pero de todos modos, si buscas en tus recuerdos encontrarás esa canica que se te perdió, yo sé que la tienes.
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