Le he regalado una flor. Y él me ha regalado un beso. Como hace diecinueve años. El día D a la hora H, fue el desembarco de Normandía. Ese también fue nuestro día, yo desembarqué en su corazón, él desembarcó en el mío. Nos habíamos conquistado los corazones antes, pero aquel día los unimos delante de nuestras familias, de nuestros amigos y de un juez de paz bastante soporífero, por lo que comentaron nuestros invitados, pues yo no me enteré de nada de su discurso. Seguimos juntos, después de tanto tiempo. Nuestro amor no se seca, florece. Florece en nuestros hijos, en nuestras sonrisas, florece cuando nos ayudamos el uno al otro. Florece cuando discutimos, en las reconciliaciones. Lo regamos todos los días, por supuesto. Y lo celebramos siempre que podemos, con un buen vino. Hoy tiene que haber champán. Champán y fresas, porque según los adolescentes de la clase de mi hija, esos son ingredientes fundamentales para hacer bien el amor. Eso y el respeto, el cariño y las caricias. Los adolescentes saben, saben mucho. Me voy a comprar las fresas. Él, que traiga el champán. Lo demás siempre lo ponemos a medias.
6. Junio. 2011 - Desembarco de corazones
6. Junio. 2011 - Desembarco de corazones
6 comentarios:
No sé, no sé, esto no me suena a inventado, así que, por si acaso enhorabuena. Y si no, también enhorabuena, por el relato.
Jejejeje lo mismo digo... ;D
Enhorabuena y gracias por pasarnos esa receta de adolescentes que a priori parece buenísima. Tendré que probarla.
Gracias Elisa, Blanca, acertasteis. La vida se cuela en mi blog...
Gracias Javi, pruébalo, fresas y champán, estupendo, los chavales son geniales...
Enhorabuena por todo. Espero que si te regaló una foto , no fueravde un coleóptero
Si me regalara una foto sería de mariposas... ¡Las tiene preciosas!
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