miércoles, 18 de mayo de 2011

Encantamiento

Este es el cuento que preparé para el encuentro de microrrelatistas en las Tres rosas amarillas


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La máquina de café expandió su rugido por todo el bar. Los clientes no sabían que dentro de aquella máquina, un auténtico dragón preparaba los cafés con su aliento. Solo Martín, encerrado desde hacía un año en aquella gruta, conocía los secretos de la bruja. Sacó la vajilla limpia del lavavajillas y comprobó que los elfos habían hecho un buen trabajo, como siempre. La bruja salió de la cocina y le echó la bronca por haber derramado una gota de leche. Pero enseguida dijo que se moría por un cigarrillo y Martín agradeció a la ley antitabaco que tuviera que salir a la calle a fumárselo. En la puerta se cruzó con la chica de la bufanda de rayas y Martín cruzó los dedos para que la bruja no se fijara en ella. Hoy era el día, la conjunción se había producido: la chica de la bufanda de rayas en la barra, pocos clientes en la gruta, la bruja en la calle y el dragón descansado. Martín acarició al dragón entre los ojos, para que preparase el mejor café. Dejó el capuchino sobre la barra, delante de la chica. Ella vio el corazón que había dibujado la espuma del capuchino y sonrió, sin levantar la vista del café. El dragón se había esmerado, pensó Martín. Ahora sólo faltaba que ella volcara el sobre de azúcar mágico en el café. Lo hizo y removió el café con la cuchara, después bebió un sorbo. El corazón de espuma blanca volvió a flotar en la superficie del café. La chica alzó sus ojos y miró a Martín. Este esperaba que se cumpliera el encantamiento: una mirada, un café, un beso.


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4 comentarios:

Unknown dijo...

Qué bonito!!
Muy chula la vajilla de estrellitas por cierto jejeje!

Puck dijo...

Me gusta ese encantamiento que creo que nos llegó a todos!!! un par de miradas y ya parecía que nos conocíamos de toda la vida.
Te dejo una mirada dulce y un beso. El café habrá que tomárselo algún día, eh?

Luisa Hurtado González dijo...

Me gusta y mucho como logras que un bar, un café, una máquina y un camarero sean los protagonistas de un cuento mágico, que hagas de algo tan común algo tan mágico.
Y si, estoy con Puck, todos el 14 sufrimos una especie de encantamiento.
Un beso, Luisa.

puri.menaya dijo...

Cris, nos tomamos un café en ella cuando quieras.

Puck, encantados estábamos todos, sí. Te devuelvo la mirada, un beso bien grande y el café, le digo a mi bruja que te lo mande de mi parte...

Luisa, hay que buscar la magia en todos los sitios. Nosotros hicimos magia el sábado, yo aún estoy flotando con vosostros.