Algunas veces, un suspiro se le
atraganta. Permanece atravesado en su pecho sin decidirse a soltar el aire. Por
un lado, la paraliza incómodamente, la atrapa una sensación de muerte súbita;
por otro, el oxígeno inunda su cerebro como un bálsamo que serena su
conciencia. Intenta toser y no puede, así que se abandona a la percepción
placentera. Cuando el aire escapa de su cuerpo, la embarga una placidez mayor
que en un suspiro normal. Estos episodios suelen ocurrirle cuando su jefe vocea
sin motivo. La sonrisa que la ilumina descoloca al tirano más que una patada en
el culo.
Jejejeje me encanta! Muy bueno, Puri! :D
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ResponderEliminarTu narración es suficientemente intensa para sentir y palpar las emociones.
Te felicito,
Besos ♥♥
Sí, eso les descoloca un mogollón. Tanto como hablar bajito mientras ellos gritan y gritan.
ResponderEliminarBien contado.
Muy bueno el truco Puri, a ver si me acuerdo cuando oiga las voces, je je.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Blanca Besos
ResponderEliminarTramos, gracias por esa intensidad que has sentido.
Luisa, no hay como no hacerles mucho caso, pero es difícil a veces.
Miguel, ya sabes, a practicar!!!
Algo hay que hacer para que al menos, no afecte demasiado.
ResponderEliminarFeliz año Puri.
Besicos muchos.
Feliz año, Nani. Hay que esforzarse muucho para que no afecte. Besos
ResponderEliminarEs cierto Puri. Requiere esfuerzo y maestría en el control de las emociones. A mi por suerte no me gritan, pero durante un tiempo tuve que sufrir...bueno, eso es historias del pasado, y no merecen la pena.
ResponderEliminarUn abrazo con sonrisa, aunque sé que tú hablas lo suficientemente bajito.
Abrazos, Laura, si hablas bajito, igual la gente intenta escucharnos más que si lo hacemos a gritos ;)
ResponderEliminarMuchas sonrisas para ti, reina de la sonrisa.