Los lunes espera a su hija
Marian. Los martes, a su nieta Maria José. El miércoles no puede venir nadie,
pobrecitos, esta vida moderna les roba el tiempo. Los jueves, le toca a su hijo
Juan, que siempre le trae bombones. Y los viernes es la tarde más larga, porque
su sobrina Andrea llega desde Madrid, y se acerca a visitarla a última hora,
antes de la cena. El fin de semana no quiere visitas, la residencia se pone
hasta arriba de familiares y no hay donde estar un poco tranquilo, así que
prefiere pasar la tarde en su habitación, haciendo solitarios.
Los espera en el sillón del hall,
siempre bien arreglada, la enfermera le pinta los labios y le arregla el pelo;
la directora le engarza el broche en la chaqueta. Lo que no entiende es porque
esta tarde la nueva auxiliar, al llevarla de vuelta a su habitación, insiste
tanto: “No se preocupe, que mañana es sábado y seguro que vendrán”.
Gracias por tu comentario. Me agradó esta mañana cuando leí tu relato de las dos adolescentes.
ResponderEliminarElla no sabe que llegó el tiempo de vacaciones de verano y el personal cambia -ahora ya, ligeramente- y de ahí, que la nueve auxiliar no conociera sus rutinas...
un saludo cordial
Me deja un gusto terriblemente amargo tu micro, Puri. Me espanta pensar que, quizá, no vienen nunca.
ResponderEliminarUn fortísimo abrazo
Leo tu micro, Puri y los comentarios y no dejo de sorprenderme de cuánto y cuán distinto es lo que podemos ver en tan pocas letras.
ResponderEliminarA mí me pasa como a Patricia, me queda un sinsabor profundo. Esa sobrina que igual ya no vendrá más...
Un abrazo,
Conmovedor y muy real. La fantasía sirve para sobrevivir.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Esilleviana, desde luego la nueva no la conoce bien.
ResponderEliminarPatricia, qué amarga es esa vejez abandonada, esa familia que en realidad no viene nunca.
Pedro, te digo lo mismo que a Patricia.
Susana ese vivir en la fantasía puede ayudar, pero es muy, muy triste.
Besos de chocolate a todos
Por motivos cercanos, conozco esa tristeza.
ResponderEliminarMuy bien contado.
Un saludo.
Claro el quid de la cuestión es que tu protagonista los espera, en ningún momento dice que los reciba...
ResponderEliminarQué sola tan sola!
Ay que triste, yo no había caído en que en realidad no recibía visitas. No estamos preparados para estos últimos años. Avanzamos mucho en todo, menos en humanidad.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Saludos
Llevo varios ratos leyéndote.
ResponderEliminarMe gusta bastantes cosas de las que te leo. No pares.
Un saludo.
Miguel Angel, Asun, es realemnte triste pensar en esa ilusión de su cabeza.
ResponderEliminarCDG, gracias por tus comentarios, viniendo de ti, es un halago, porque yo también disfruto de muy buenos ratos con tus historias de nadie. A seguir pues, los dos ;) Besos