Los últimos días de verano, los dos subíamos a la ermita al atardecer. Nos sentábamos con la espalda apoyada en la pared de piedra y, en silencio, saboreábamos la caída de la luz y los colores que el sol desplegaba cuando se escondía tras los acantilados. Una tarde, un coche de época escaló la angosta carretera, emitiendo alegres bocinazos. De él bajó una pareja de novios con un par de amigos trajeados y el fotógrafo los atrapó con aquella luz de ensueño. Se reían y alborotaban demasiado. Nosotros los contemplábamos serios, muy serios. Cuando por fin volvieron al coche y regresaron al pueblo, todo volvió a estar en calma. “Yo no quiero casarme nunca”, dijo Ana. “Yo tampoco”, mentí.
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Este micro fue galardonado en mayo 2013 con el segundo premio del Concurso de Microrrelatos de la Hermandad de Caja Inmaculada (grupo caja3).
Se miente para conservar lo que se tiene sin comprender que esa mentira pudrirá la relación.
ResponderEliminarMuy visual.
Besos desde el aire
Me ha gustado como lo has contado. Esa intromisión en la belleza, esa utilización de la misma por los novios, sin respetarla... está muy logrado.
ResponderEliminarUn abrazo,
Tan bien lo has descrito, que comprendo que no quisiesen perder aquellos atardeceres. Me pareció que Ana estaba más enamorada que él.
ResponderEliminarGracias por el cuento Puri. Abrazos
Excelente micro, Puri.
ResponderEliminarCon prosa pausada y reflexiva, nos dibujas una escena intimista que nos muestra el desencuentro que puede ser el principio del fin.
Un saludo,
Muy visual, Puri. Es una escena que al final parece estar hablando de ruptura.
ResponderEliminarBesitos
Puri, cuando estamos enamorados pero aún desconocemos el sentimiento de la otra persona, podemos mentirnos por conseguir su amor y en este caso es así, aunque el odio a las bodas viene generado por esa rotura de un paraíso idílico que conlleva estas ceremonias.
ResponderEliminarMe gustó.
Abrazos.
Es curioso, Puri, que adoptes la voz masculina. Seguro que tiene su explicación. Saludos.
ResponderEliminarMi enhorabuena por el premio Puri. Me parece un relato que plasma de manera sencilla e intimista una escena cotidiana.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por vuestros comentarios, a veces por amor se miente, como decís algunos...
ResponderEliminarRubén, la voz masculina me gustó más por romper el tópico de que son ellas las que piensan en casarse... Desde luego a esta chica (como a muchas) no le gustan nada los bodorrios.
Qué bien trenzada la historia con las imágenes. Felicidades Puri, merecido premio.
ResponderEliminarSaludos
Me gusta mucho. Meter unos novios en un bonito atardecer hace que este se vuelva cursi de golpe. Y luego lo rompes otra vez. Creo que está muy bien construida la historia. Y la verdad, no creo que esa mentira les lleve al fracaso. Quizá lleguen a un acuerdo ;)
ResponderEliminarFelicidades
Gracias Ana, el empalago se rompe, sí. Yo tampoco creo que esa mentira sea el fin...
ResponderEliminarNo creo que se mienta por amor, sino te acoplas por amor...
ResponderEliminaryo tampoco quiero casarme, y a al vez quiero casarme ;)
Por cierto, tampoco creo que esa mentira pudra la relación. Y...enhorabuena por el premio!.
ResponderEliminarTiene esa cadencia como de brisa suave donde no se presagia nada, que tan sólo transcurre. Muy bonito, Puri.Enhorabuena!
ResponderEliminarAy, ese mentí, ese mentí, cómo da densidad al relato.
ResponderEliminarLa última frase da un aire enigmático al micro que le queda genial. Es muy bueno, Puri!
ResponderEliminarGracias Pablo, Elisa, ese mentí corta el relato, y nos hace pensar en esa relación.
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