Hay momentos en que creo que no existo, cuando mis legañas no me dejan
verme en el espejo, cuando en el autobús solo encuentro miradas perdidas que me
atraviesan, cuando al llegar a la oficina digo buenos días y ninguno de mis
compañeros me contesta. Pero la prueba irrefutable de mi no existencia se revela
cuando intento salir del Panishop abrazado a mi baguette y la puerta
acristalada automática no se abre.
Existes, tu dulce rincón lo demuestra. Je je.
ResponderEliminarPero es muy real como planteas, cómo buscamos en los demás, las pruebas de nuestra propia existencia.
Gracias Puri, un abrazo de chocolate.
Miguel podría haber dejado un montón de entradas programadas y no existir, jaja... Pero veámoslo así, a la manera de Descartes, pienso luego existo... Lo que de verdad me lleva mártir son las puertas del Panishop, que no me ven...
ResponderEliminarPues yo creo que te vi. Estaba al otro lado de la puerta acristalada, inmóvil, como tú. Puede que nos veamos entre los invisibles.
ResponderEliminarPotente relato. Un abrazo
Aprovecha esos momentos y haz una travesura.... ;)
ResponderEliminarMuy real tu relato y muy simpático al mismo tiempo. Ojalá como dice Montsem, pudéramos aprovechar para hacer una travesura, sería ideal para esos días tontos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besicos muchos.
Qué bueno... yo creo que esa sensación la tenemos todos alguna vez.
ResponderEliminarMe ha gustado el toque de humor que le has puesto.
Abrazos
Eso es porque no la saludas ;)
ResponderEliminarAmando, y tampoco pudiste entrar hasta que salió la abuela con sus barras de pan.
ResponderEliminarMontse, sí, podría haberme llevado los roscones de nata o unas cuantas cjasa de bombones...
Casa encendida, real como la vida misma...
Su, yo creía que solo me pasaba a mí, pero por lo que veo es una sensación muy común.
Besos
Leica, me dan ganas de sacarle la lengua... Estabas cayendo en la telaraña de mi spam, pero espero que ahora te habré liberado.
ResponderEliminarmenos mal! yo no paraba de escribir y escribir el mismo comentario, jajaja
ResponderEliminarJaja Puri, qué verdad, esa sensación cuando las puertas no se abren, y te preguntas ¿No me ven? ¿Cómo es posible? Si es que acaba uno dudando de su propia existancia.
ResponderEliminarMuy bueno. Un abrazo.
Je,je conozco la sensación de indiferencia absoluta ante la puerta del Panishop...Muy bueno Puri!
ResponderEliminarSensaciones compartidas, vividas y no encontradas...
ResponderEliminarMuy bueno,tu relato.
Besicos
Anda, yo creí que estas cosas sólo me pasaban a mi... Me he sentido identificada en tu relato Puri.
ResponderEliminarBesos invisibles desde el aire
Yashira, Bea, Cabopá, Rosa, veo que no soy la única que le pasan estas cosas... Besos de chocolate
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