sábado, 24 de octubre de 2015

El último beso



©Laura Ferreira

Debí haberlo sospechado cuando te conocí, parecías una muñeca, con esos ojos azules fijos como de cristal y la piel pálida de porcelana. Si te besaba en la mejilla estabas fría, si estrechaba tus manos me paralizaba el hielo; al hablar, tu expresión distante, sin emociones, congelaba mi corazón. Ese desapego te hacía por otro lado arrebatadoramente atractiva, de una elegancia lánguida, de tintes románticos. Además estaban tus labios, con ese carmín rabioso que atraía a los míos. Eran lo más carnal de tu persona y nunca me rechazaban sino que deseaban más y más, como si quisieras comerme por dentro. Y yo cada vez más sediento de tu boca, de esos labios ardientes que me robaban la vida y me ofrecían el paraíso... Cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, sobre nuestros labios fundidos descubrí el brillo cruel y por fin vivo de tus ojos, y, antes de morir, supe que habías absorbido toda mi alma en el último beso.

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Para el último viernes creativo de el bic naranja. Más historias para esta foto de Laura Ferreira aquí

jueves, 8 de octubre de 2015

Loca explosión


El puñetero ojo de la cerradura se ha atascado; algo ahí dentro impide girar la llave. Inquieto, recorre el cuarto vacío, cinco pasos por otros cinco de largo. Se sienta en el suelo. No sabe qué hacer con las manos, prueba otra vez con la llave, se desespera y gime, pero bajito. Si grita, vendrán a hacerle callar. Coge la dinamita y su boca esboza la sonrisa del gato de Cheshire. La enciende junto a la puerta y se acurruca en un rincón con las orejas tapadas. Las paredes acolchadas de la habitación se desmoronan, pero para su desconcierto, la maldita puerta sigue en pie.

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Para el concurso REC